Sí, teníamos ganas de robarle el título a Lewis Carroll (con todos los respetos) y ganas había también de colgar el espejo en el blog y, mucho más, en la pared. Ha sido un trabajo bonito de realizar e inusualmente rápido, teniendo en cuenta el tiempo medio que suelen llevar este tipo de técnicas. Dentro de la customización de muebles, la favorita de moda de los últimos tiempos -la señora transferencia- nos ha permitido realizar este marco, basado en un cuadro de Van Gogh. Primero el antes y luego, como siempre, el después.
La transferencia ha sido realizada con pintura acrílica, la misma que nos ha servido para pintar el espejo de blanco. Después, para salvar el mínimo desnivel de la última capa de papel, hemos aplicado varias capas de barniz incoloro. Una vez superada la crisis diplomática entre el acrílico, el barniz y los retoques de acuarela, hemos dado un ligero aspecto envejecido con lija selectiva.
Para añadir un pequeño toque de vida, nos hemos sacado un pajarito de la manga que, a pesar de no ser de Van Gogh, no desentona.
Aquí os dejamos el original del loco del pelo rojo. Lo hemos reinterpretado un poco, con su permiso Don Vincent.
Esperamos que os guste. Damos fe, de que a sus flamantes dueños les ha encantado.