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Como si de una hazaña imperialista se tratara, vamos a tratar de abarcar dos siglos de historia a través del ojo cinematográfico, de todo el mobiliario que la blanca Albión fue sembrando desde 1700 hasta el final del período victoriano. Como podréis imaginar, el campo fílmico es abundante y variado, aunque reina de forma indiscutible, el mundo Jean Austen y sus alrededores. No afiléis los colmillos todavía, puesto que antes de llegar al señorío del romanticismo, tenemos otras frutas más ácidas y salvajes que probar.

El reto: después de leer este post y el siguiente, os invitamos a identificar los muebles que aparecen en cada fotograma. Pincha en la imagen para ampliar.
El estilo Reina Ana.
En los albores del siglo XVIII asistimos al nacimiento del estilo Reina Ana, deudor de nombre de la misma reina que sirvió a Inglaterra desde 1702 hasta 1714. Dicho estilo sentaría las bases para el posterior período Georgiano y corre en paralelo al barroco tardío que dominaba en europa. De hecho, algunos autores denominan este estilo como «Late Baroque». En Francia, nos encontramos en los últimos años del reinado de Luis XIV, el cual pasó a mejor estado en 1715, dando paso al período de la Regencia. Para aclarar un poco la ordenación cronológica de los estilos ingleses, dejamos un cuadro, que esperamos sea explicativo. Y si no ya lo iremos desmenuzando poco a poco.
Volviendo al estilo Reina Ana, nos encontramos con muebles sobrios y elegantes que aúnan pinceladas hermanadas con el rococó, como la pata cabriolé, con líneas y decoraciones más sencillas. Este tipo de mobiliario era el usado en las casas de campo de los nobles ingleses, cuya vida social se había adaptado mejor a las mansiones y castillos de la campiña inglesa que a la corte urbana -a quién no le gusta tener un chalet en el campo, sobre todo si disfrutas de 1000 metros cuadrados de mansión y unas cuantas hectáreas de jardín-. Y por primera vez, se empezó a mostrar interés por la decoración, hasta el punto que los propios arquitectos realizaban proyectos completos que incluían el diseño de interiores y los propios muebles.

Fotos de The Red List, FanPop y fondos propios.
El mueble más característico del estilo Reina Ana es la silla de comedor con respaldo curvo y pala central. Las patas cabriolé rematadas en bola, garra, rodete o pata de león, a menudo se decoraban también en la parte superior con conchas o cabezas de animales. De esta silla, derivan los sillones del mismo estilo con brazos curvos. Hasta 1720 el mueble inglés fue realizado en nogal, pero empezó a escasear y a partir de esa fecha y con la abolición de los impuestos a las exportaciones de madera de las colonias, la caoba se introdujo en Inglaterra como el material por excelencia en la realización de muebles. Bella y resistente, este tipo de madera era ideal para tallas elaboradas.

Sillas Reina Ana. Fuente: Stenton.

En segundo plano el armchair Reina Ana con tapicería bordada en lana. En primer plano el sillón de orejas con tapicería de seda. Fuentes: Richard Rothstein y Live Auctioneers.
En la siguiente imagen podemos observar diferentes ejemplos de asientos Reina Ana en películas de ambientación histórica. Un sillón de orejas que sirve a la cogorza mayor de un desolado Barry Lyndon, diversas sillas de respaldo curvo para sostener las pesadumbres de Elinor Dashwood (Emma Thompson) y las tensas sobremesas de la familia postiza de Becky Sharp (Reese Witherspoon) en «Vanity Fair». Observando la ambientación de todos estos films de ambientación british, vemos como cada casa acumula todo el sabor de los años anteriores, por eso no es raro que convivan en el misma mansión diferentes estilos: una silla reina Ana en el despacho y un comedor con sillas Chippendale. La herencia, sin duda, es algo que se valora.

De izquierda a derecha y de arriba a abajo, fotogramas de Barry Lyndon, Mansfield park, Sense and Sensibility, Mansfield Park, Emma, Sense anad Sensibility y Vanity Fair.
Seguimos con el resto de piezas más emblemáticas de este estilo, y destacamos la Tilt Top Table o mesa abatible, que lo mismo vale para el té de las cinco, para una partida de Whist -el padre del Bridge- o como pantalla de chimenea. Este tipo de mesa es muy común durante el siglo XVIII y las encontramos en diferentes tamaños, algunos tan grandes, que incluso se usan como mesa de comedor hasta para ocho comensales.

Mesa abatible de tapa redonda. En el detalle, podemos observar el mecanismo. Fuente: Wakefield Scearce.
En el inventario de la época, podemos incluir otras mesas plegables con dos hojas abatibles, la cómoda y la doble cómoda, el bureau con tapa abatible, las mesas de juego y el tocador.

Fuente: Cottone Auctions.

Cómoda de nogal de 1705 estilo Reina Ana, disponible por valor de 21.000 libras en Richard Gardner. Diréis que es caro, pero aguantar así de flamante más de 300 años tiene su valor.

La mesa multifunción: ideal para servir el té y para la partida de cartas. Fuente: Live Auctioneers y Gary Sullivan.

De arriba a abajo y de izquierda a derecha, mesa de juego cuadrada en Barry Lyndon, mesa de comedor plegable en Sentido y Sensibilidad, mesa abatible con trípode y mesa de juegos plegable en Mansfiekd Park.

Doble cómoda con tapa en la parte superior, realizada en nogal. En otras combinaciones, las podemos encontrar con cajones vistos en la parte superior. Fuente: Van Nie.

Bureau de nogal con tapa abatible que nos muestra la distribución de cajones y apartados para la escritura y correspondencia. Fuente: Millington Adams.

Raro ejemplo de tocador estilo reina Ana, realizado en arce atigrado y de origen americano. Fuente: Gary Sullivan.
Si bien en otras ocasiones, la película tratada era un muestrario del estilo que tocábamos, esta vez no es el caso. Lo cuál complica más guiar al ojo a la hora de ver un film de estas características. Por eso, haremos algunas recomendaciones cinéfilas para aquellos que sientan la imperiosa necesidad de zambullirse en los «period films» más british de los últimos años. Y por empezar, lo hacemos con la más antigua de las películas visitadas: Barry Lyndon.
Basada en la novela de William Makepeace Thackeray, el film de Kubrick, estrenado en 1975, sigue siendo una obra maestra en el tratamiento fotográfico. Rodada íntegramente con luz natural en los exteriores y velas en el interior, desafió la paciencia de los actores que debieron sudar la gota gorda embutidos en el vestuario de época, maquillados por Agromán y con doscientas velas apuntándoles a la pupila. Si a alguien le parece que a veces Ryan O’Neil y Marisa Berenson padecen de ataraxia, que no se equivoque, puesto que, debido a la maravillosa apertura de diafragma de la cámara usada 0,7, apenas si se podían mover. Cosas del genio. Al margen de los sufrimientos del cast, el resultado es un cuadro por fotograma.

Más fotogramas en Scott Chandler.
La dirección artística de la película nos obsequia con diferentes estilos a lo largo de los 183 minutos. Reina Ana, Chippendale, Luis XV, e incluso mobiliario inglés anterior al XVIII. Un reto para quién desee hacer el catálogo de mobiliario de todo el film.
Aunque el estilo Reina seguirá de moda, tiempo después de la muerte de la monarca y tendrá gran difusión en las colonias Americanas, las veleidades del gusto se encargan de traer el perfume del rococó hasta las islas. Eso sí, el filtro de exigencia y patriotismo que los británicos le ponen a todo, hace que los excesos del estilo se moderen y se genere un estilo muy distinto al francés. Sólo se ven algunos ejemplos de locura y rocaille en casos excepcionales como los de los tallistas Matthias Lock y Thomas Johnson. Casi como primos hermanos ambos diseñadores desarrollaron un gusto exacerbado por el barroco dotándolo de elementos orientales y fantasías animales de todo tipo.

De arriba a abajo y de izquierda a dcha.: Johnson, Espejos de Lock, rocaille y espejo de Johnson, mesa de Lock y diseño de Johnson. Fuentes: Metropolitan Museum, Wikipedia, Rait Antiques.
El estilo Chippendale.
Pero el verdadero triunfador a partir de mediados del siglo XVIII es Thomas Chippendale, cuyo apellido gracias también a la colaboración de su hijo, se extendería hasta casi el siglo XIX. Diseñador, ebanista y comerciante, Chippendale creo un estilo propio con dosis de otros muchos. Su tienda de Londres abastecía a las clases acomodadas de la ciudad, no sólo de muebles, también instalaban cortinas, empapelaban paredes y funcionaba casi como un moderno estudio de interiorismo. En 1754 publica The Gentleman and cabinet-maker’s director, el primer catálogo de muebles de la época, realizado como publicidad y convertido en biblia de comerciantes y diseñadores.

Se puede disfrutar del catálogo completo en la Biblioteca virtual de Patrimonio Bibliográfico.
De este estilo, podremos encontrar numerosas variantes evolucionadas de la silla reina Ana, con más o menos ornamentación, y como novedad, cierta inspiración oriental en las decoraciones.

La pala central del estilo Reina Ana se estiliza y se cala con elegantes formas de celosía. La pata cabriolé se mantiene. Fuente Old Plank Road.

Fuente Alden Parkes.
Las influencias orientales y góticas se dejaron notar también, en los modelos Chippendale, que no ajeno a los gustos del imperio, incorporó elementos chinescos en algunas de sus creaciones, no sólo en sillas como veremos más adelante. Por eso es normal encontrar en los muebles de la época motivos chinos como pagodas, dragones o miniaturas de estilo asiático.

En estas piezas se añade además la imitación a la caña de bambú en las patas. Fuente Feel The Home.

Respaldo en tela de araña y remate con techo de pagoda para estas dos sillas de brazos de estilo Chippendale. Fuente Masterart.

Más Chippendale de secundario: Arriba detalle de Sentido y Sensibilidad, en el medio sillas de estilo oriental en el mismo film. Abajo, Barry Lyndon.

En la variedad estaba el gusto, al menos para el señor Chippendale. Orientalismos, inspiración gótica y clásicos que nunca mueren. Fuentes: Susan Silver, V&A, Ziereing, Millington Adams.
Además del extenso catálogo de sillas que Chippendale fabricó a lo largo de más de 50 años, hubo otros muebles emblemáticos de la casa, donde el influjo de oriente se impuso, en ocasiones hasta el exceso.

En esta excepcional auxiliar, podemos ver la exquisita talla que sólo la dureza y flexibilidad de la caoba, permite. Fuente: Master Art.
El gusto por la chinoiserie se potencia durante el siglo XVIII, como ya vimos en algunos ejemplos del estilo Luis XV. Policromías o taraceas sirven de método a exquisitas representaciones de motivos orientales. En el caso de los aparadores o cabinet chippendale que vemos más abajo, el orientalismo viene dado por las formas de pagoda y las celosías de los cristales.

Esta esplendida pieza es el Cabinet Kenure. En la imagen, lo vemos preparándose para subasta, listo para alcanzar los 4 millones de euros y colocarse como la pieza de mobiliario inglés más cara de todos los tiempos. Fuente: Sulekha.

Otro delicado ejemplo del mismo estilo. Caoba, circa 1750. Fuente: The David Collection.

Los excesos del rococó se sienten. Fuente: Study Blue.
Hacemos una pequeña parada, para que podáis digerir toda la información con tranquilidad y volveremos en el siguiente post con los hermanos Adam y el neoclasicismo reflejado en su estilo y el de George Hepplewhite y Thomas Sheraton. para ir ambientándose, un visionado a la almibarada comedia romántica de Jean Austen, Orgullo y Prejuicio, en la versión de Joe Wright de 2005, protagonizada por Keira Knightley y su perpetuo fruncido de labios decimonónico.
Bibiografía: Historia dibujada del mueble occidental de Phyllis Bennett Oates.