El estilo Luis XV a través de Las Amistades Peligrosas. II parte.

Etiquetas

, , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Empezábamos la primera parte hablando del hombre que le dió nombre a un estilo y seguimos con una de sus «maîtresses» más icónicas. Madame de Pompadour, fue amante carnal del rey durante un breve espacio de tiempo -algo más de 5 años-. Una vez pérdida la pasión de los primeros años, dejó los aposento reales y siguió siendo su gran amiga a lo largo de dos décadas. Fan absoluta del champagne, del chocolate y el arte, su influencia se dejó notar en la decoración rococó de Versalles y otras residencias. Protectora de artistas como Boucher o Nattier, impulsora de la Enciclopedia, artífice junto a su hermano de la Plaza de la Concordia (antigua plaza Luis XV), los logros de esta mujer fueron mucho más allá de las sábanas del rey. Su gusto por los muebles de la época, la convirtió en asidua del ebanista más famoso del momento -Jean François Oeben, que trabajó para ella profusamente- y en la primera abanderada del rococó, primero, y más tarde del estilo de transición al Luis XVI.

Jeanne Antoinette Poisson, Marquise de Pompadour. Amante y amiga del rey desde 1745 hasta su muerte con sólo 42 años. Retrato de François Boucher.

20 años de influencia, que además de los logros arriba citados, nos han dejado el Petit Trianon, construido en su honor, aunque no estrenado por ella, las medidas de la copa de champagne perfecta, modelada en uno de sus senos -según dice la leyenda- y la creación de las manufacturas de la porcelana de Sèvres (el clásico rosa de estas piezas se bautizó con su nombre: rosa Pompadour).

Habitaciones de Madame de Pompadour. Salón de compañía y tocador de la habitación. Fuente Flickr

La habitación de Madame de Pompadour y detalle de la tapicería de un fauteuil à la reine. Fuente Chateau de Versailles Passión.

Este momento dorado, no sólo aplicado a las refinadas costumbres de la aristocracia y la clase alta, sino a cualquier esquina de la habitación, sienta las bases para la casa actual. Como ya comentábamos en el post anterior, se crean numerosas habitaciones con diferentes usos, como el despacho, la antecámara o el comedor. Si bien, la difusión de estos conceptos tardó en llegar al común de los mortales, más o menos un siglo, cuando ya la burguesía había alcanzado un cómodo estado de estrato social. A pesar de la revolución, el espíritu de confort sobrevivió a las rodantes cabezas de los nobles y se instaló en el alma de los sans-culottes.

El comedor.

Según se cuenta, durante la regencia de Felipe de Orleans (minoría de edad de Luis XV), se introdujo la moda de las «petits soupers», algo así como cenas en petit comité. Luis XV continuó con la costumbre de establecer comidas privadas informales con poco servicio, alrededor de una mesa redonda donde la etiqueta se quedaba en la puerta.

Escena del film donde el comedor es un uso ya habitual del siglo. La salle à manger portátil de siglo precedente, desaparece.

Arriba, representación decimonónica del comedor del XVIII; en el medio, "Desayuno con Ostras en el castillo de Chantilly", 1735 y cena de aristócratas; abajo, Cena en casa del Príncipe de Conti, por Michel Barthélémy Ollivier 1766.

La mesa del comedor siempre estaba vestida y se embellecía con vajillas, cristalerías y candelabros. La orfebrería y la porcelana tendrán mucho que hacer en este sentido y la abundancia de adminículos durante la refacción hace honor al espíritu del siglo. El azucarero, la cuchara de servir, el aceitero, la vinagrera, las salseras y un largo etcétera se inventan en el siglo XVIII, para nuestra «tranquilidad».

El despacho.

Si hay algo indispensable en este film, es la misiva. Todos los personajes protagonistas, se dedican al arte epistolar en un momento u otro y cada uno de ellos tiene su particular espacio dedicado a tal fin. Valmont, luce un bonito despacho al estilo masculino con bureau plat en el medio de la habitación; la marquesa de Merteuil exhibe otro igual, suponemos como licencia de la dirección artística, ya que no era costumbre que las mujeres usaran este elemento, sino otros más pequeños como el bureau en pente; incluso madame de Tourvel nos muestra un original fauteuil bureau de rejilla.

El bureau plat es una mesa rectangular que sirve como escritorio. Durante el rococó, el uso de la marquetería es la norma número uno, así como la fertilidad de bronces y sobredorados en las patas, cajones y perfiles.

Bureau Plat. Fuente Kollenburg Antiquairs.

Bureau plat de Jacques Dubois, circa 1750. Fuente Galerie Monin. Esta pieza presenta cierta orientalización. No en vano, la moda de las chinoiseries hace furor en este momento. De ahí las pagodas y las placas lacadas del frontal.

A diferencia de estas grandes mesas de escritura, los bureau en pente son de inferior tamaño y tiene una parte elevada con tapa, detrás de la cual se esconden múltiples cajones y apartados. ¿Será que las mujeres tienen más secretos? Tal vez. Pero el caso, es que para las damas, se reservan este tipo de escritorios. En el film, sólo lo apreciamos en el dormitorio de la inocente Cecile de Volanges. Lamentablemente para ella, su bureau en pente, no dispone de compartimento secreto y su madre la sorprende in fraganti con las cartas de Danceny.

Pillada con el carrito del helado.

Bureau en pente atribuido al ebanista holandés Matthijs Horrix. La pieza es de 1765. Sobre la tapa una exquisita marquetería policromada con flores sobre campo de diamantes.

Bureau en pente lacado con motivos de chinoiseries, estampillado con las iniciales de BVRB, Bernard van Riesen Burgh. Fuente Antiquaire Hautefort.

Un pequeño inciso en este punto, para profundizar sobre los artesanos de la época. El gremio de ebanistas de París, era uno de los más afamados y poderosos. Firmaban sus muebles igual que los artistas sus obras, con estampillas, garantía de calidad del mueble y supervisaban el proceso de ejecución del mismo. Lo habitual es que el ebanista marcara la línea y después una legión de tapiceros, broncistas, torneros y doradores aportaran sus virtudes.

L'estampille. La firma del artesano es garantía de autenticidad.

A Charles Cressent, ebanista de la Regencia, sigue una larga lista de nombres como Antoine Gaudreaux, Pierre II Migeon, Jacques Dubois, los Cresson o los Van Risen Burgh. A mitad de siglo, se inicia una ligera reacción contra la rocalla, pero la línea curva continua al mando. La decoración es más contenida y, de vez en cuando, se permite asomar algún motivo a la griega, anunciando el estilo Luis XVI. El mejor representante del inicio de la transición es Jean-François Oeben (hacia 1720-1763), que será continuado por su alumno Jean-Henri Riesener. Jean-François Oeben fue el ebanista que marcó el momento de transición con sus diseños. Nacido en Aquisgrán, se instaló en París alrededor de 1740. Allí trabajó en el taller de los Boulle (creadores de la marquetería con metal) y posteriormente en solitario. El Garde-meuble Royal, la alta nobleza y los ministros componían su clientela, Madame de Pompadour entre ella. La pieza más famosa de los escritorios del XVIII, el bureau cylindre de Luis XV, es de factura suya, aunque fue acabado por su discípulo, Jean Henri Riesener.

Sus mecanismos interiores, la profusión de bronces y marqueterías hicieron necesario el paso de 8 años para acabar el "bureau du roi".

Su origen alemán y al influencia de los ebanistas holandeses le convirtió en un especialista de la marquetería, primero con motivos botánicos y florales y después con elementos geométricos. Las maderas exóticas de Cayena, las Antillas, de palo de rosa o palisandro son las más utilizadas para este tipo de trabajos.

Marqueterías florales de Jean-Fraçois Oeben.

Marqueterías de Pietro Piffetti. El ebanista de la Casa de Saboya durante el siglo XVIII, llevó al extremo de la exuberancia el uso de marfil y piedras preciosas para sus piezas. Bebió de la tradición rococó francesa, pero con un punto romano de locura y color.

Volviendo al tema de los escritorios dejamos el bureau abattant. Una mezcla de armario y escritorio con puertas hasta el suelo. Una vez abierto, posee una tabla abatible para escribir y múltiples cajones para la correspondencia y el material de escritura.

Para acabar con el inventario del despacho, mostramos el fauteil de bureau. Una pieza extremadamente particular que podría ser denominada como el primer sillón ergonómico de la historia. Este sillón tiene los brazos cortos y las patas dispuestas en forma de rombo, de manera que era posible acercarse a la mesa para escribir.

Fauteuil Bureau Louis XV. Fuente Antiquités.

De camino al dormitorio, nos fijaremos en un par de muebles curiosos y complementarios, el entredós o d’ entre deux y las encoignures o rinconeras. El entredós no es más que un armario bajo que se colocaba entre dos ventanas o vanos de la pared. Refleja un espíritu meramente decorativo igual que la rinconera. A menudo van en parejas, tiene poca profundidad, un amplio zócalo y una o dos puertas frontales en cuyo interior puede contener estanterías.

Entredós de estilo Luis XV con marquetería geométricas. Fuente Daguerre.

En el film vemos uno de estos muebles fugazmente, en el despacho de Valmot. En este caso tiene función de librería y va en pareja. A primera vista lleva marquetería Boulle (metal y concha).

Las encoignures aparecen durante el reinado de Luis XIV, y su moda se extiende hasta los años cincuenta. Ocultan las esquinas de las estancias, se cierran con una o dos puertas y se alzan sobre dos o tres pies. Pueden hacer juego con la cómoda y suelen ir en parejas.

Pareja de encoignures del 1750 con mármol de Alepo y marquetería floral. Fuente French Accent.

Salón del Museo Carnavalet, donde vemos una encoignure del ebanista Latz. Las boiseries de las paredes están pintadas con la técnica del barniz Martin, creado por los hermanos Martin. La ténica permite una gran vivacidad de colores próxima a los de la porcelana. Fuente Madame de Pompadour.

Por supuesto, no podemos dejar pasar en este itinerario, un mueble de gran peso específico: la cómoda. Parece que fue el ebanista de Luis XIV, André-Charles Boulle el padre del invento, allá por los finales del siglo XVII. Al principio presenta cuatro cajones, las partas cortas y la tapa de mármol. Cuando se consolida el modelo son llamadas commode en tombeau o también commode à la Régence. Suelen estar chapeadas de forma sencilla, decoradas con bronces en serie o dorados al mercurio (técnica de dorado en caliente muy empleada en los muebles franceses del siglo XVIII, que consiste en el empleo de una amalgama de oro en polvo y mercurio, que se aplica en varias capas sobre el bronce después que se ha pulido y cincelado, y que se somete al calor para fijar el oro a la superficie, actuando el mercurio, que se evapora durante el proceso, de mordiente. Fuente: Antiquaria).

Cómoda del periodo Luis XIV, de estilo Boulle. Atribuida a Noël Gérad. Circa 1710. Fuente Art finding.

Commode tombeau o Regence. Deriva del arca/sarcófago del XVI-XVII (tombeau en francés es tumba). Está chapeada en palisandro y es de 1730. Fuente Authenticité.

Commode arbalète o de ballesta. La forma adelantada de los cajones recuerda al arco de la ballesta (arbalète). Chapeada en amaranto. 1730. Fuente Authenticité.

Durante el período Luis XV, las cómodas alargan sus patas y se reducen los cajones. Todo para ganar en estilización y ligereza. Las marqueterías se enriquecen con motivo florales, se usa el barniz Martin para enriquecer los acabados y la pata galbeada típica del rococó se cubre de bronces sobredorados. Los cajones no presentan travesaño y se ven como una sola pieza.

Cómoda Luis XV de Christophe Wolff. Marquetería en palo de rosa policromado. 1755. Fuente Artfinding.

Cómoda lacada con chinoiseries de Jacques Dubois. 1745-49. Fuente Artfinding.

La cómoda que aparece en esta escena es una cómoda régence. Tres cajones y patas cortas y la clásica forma barrigona del perfil la delatan.

El dormitorio.

A ser una novela de cama y sol, como decía mi profesora se literatura del instituto, el dormitorio es otro de los escenarios más entretenidos y recurrentes de la película. A lo largo de las dos horas de metraje veremos las escenas de toilette o tocador -ejemplarmente representadas- las idas y venidas de Valmont de una cama otra sin despeinarse y, de paso, una buena selección de camas de varios estilos.

Obsérvese el parecido con el tocador de madame Pompadour en sus apartamentos de Versalles (a continuación). Más inspirado no puede estar.

Tocador de la Marquesa de Pompadour en la chambre à coucher de Versalles. Fuente Madame de Pompadour.

Si tuviéramos que hacer una clasificación de los tipos de cama en este siglo, nos extenderíamos demasiado. Así pues, lo vamos a dejar en una simple enumeración y en algunos detalles de las que salen en la película.

Cama a la francesa. Cabecero apoyado contra la pared y baldaquino con colgaduras. Si fuera de sólo dos postes sería una cama à la duchesse.

La cama de Valmont en la casa de París, es una cama a la francesa, porque apoya el cabecero en la pared, pero está cubierta con baldaquino. Cabecero y piecero están tapizados.

La cama de madame de Tourvel se sale un poco del estilo francés. Parece más bien de estilo rococó italiano, con ambas piezas en madera policromada.

De arriba abajo y de izquierda a derecha: cama a la turca (museo John Paul Getty Museum), cama la turca, cama a la polonesa, cama de alcoba y cama a la polonesa. Fuente Regard Antiquaire y Flickr.

Esta cama que aparece en uno de los aposentos de la marquesa de Merteuil, es un lecho de alcoba. El estilo es Luis XVI, al igual que el del fauteuil que aparece en la foto superior.

No es por ser pesados, pero una vez más las coincidencias con los aposentos de madame de Pompadour, vuelven a la retina. Incluso la tapicería usada en la habitación y en la antecámara nos recuerda a la casa de la marquesa de Merteuil.

Detalle de la cama de Madame De Pompadour. Fuente Madame de Pompadour.

Detalle del grand cabinet de madame de Pompadour.

Detalle del grand cabinet de madame de Pompadour. Fauteuil en cabriolet, canapé, bureau y consola. Fuente Madame de Pompadour.

Se podían encontrar en domitorios y antecámaras femeninas múltiples y diferentes piezas. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: petit table - bureau mécanique y bureau-toilette, ambos de Oeben; table-bureau de Jean François Leleu y table-bureau de Oeben. Fuente Madame de Pompadour.

Para terminar, una muestra de biombos. Un elemento exótico que aparece en diversas escenas del film y en varios espacios. En el salón y la antecámara de madame de Merteuil, en la habitación de Cécile de Volanges, en la galería de la casa de la tía de Valmont, etc. El biombo es de origen chino y se introduce en la cultura japonesa que lo desarrolla con interés, hacia el siglo VII. Se usaba para evitar las corrientes de aire. Posteriormente, se introduce en Europa en el siglo XV y alcanza su esplendor durante el siglo XVIII, tan amante de lo superfluo, el misterio y el detalle.

Decorados con chinoiseries, ricas tapicerías o celosías, los biombos triunfan en el silgo XVIII con furor absoluto. Fuente Eloge del Art, y Justin Storck.

Esperando que hayáis disfrutado de esta exégesis de la casa en el siglo XVIII y de las virtudes del Rococó, os recomendamos el visionado de la película para saborearlo a fondo. Y por supuesto os emplazaremos, a su debido tiempo, para la próxima clase de «El mueble en primer plano».

A bientôt!

¿Jugamos a las cruzadas?

Etiquetas

, , , , , ,

-Yo hago de templario y tú de Saladino.

-Jopé, yo no quiero ser infiel que luego el padre Cantares me dice que soy un sarraceno.

-Venga bobo, si es sólo un rato. Y luego nos ponemos con la tarea, antes de que venga mi madre. Yo hago que estoy perdido en el desierto, porque voy buscando los Cuernos de Hattin…

-¿De quién?

-Es un desfiladero donde se celebró una batalla importantísima…pero déjalo, mejor me pongo con Zalacaín el aventurero y tú con tu libro de historia, que veo que vas a suspender.

Esta pequeña charla imaginaria entre dos amigos de otro tiempo, nos sirve de bandeja para traer a vuestra pantalla esta silla portuguesa de los años 30. Podría ser una silla para niños por su tamaño, de ahí la historia de cruzados o simplemente una silla auxiliar de cocina o comedor. O dejemos que la imaginación invente otro pasado.

La silla en fase de encolado. La sargenta o gato de cuatro puntas (la herramienta que véis alrededor del asiento) se encarga de presionar las partes para que la estructura sea sólida.

El estado en que llegó, como viene siendo costumbre, era desconsolado. El cuerpo por un lado, el respaldo en puzzle, el barinz como un ecce homo y de regalo, una gran población de ácaros antiguos. El arreglo: lija soberana, ácido oxálico para aclarar y quitar las manchas, encolado, cera virgen y cera carnauba. Parece nada, pero lleva su tiempo.

La madera es de castaño. Se aprecia por el color marrón amarillento. Es similar al roble, pero más fácil de trabajar.

Alguno se preguntará porqué hemos dejado la grieta. Muy sencillo, a veces, no es necesario ser perfecto. Es más, en ocasiones es el error, la falta o el pecado lo que nos hace únicos y diferentes. Así, para esta silla la personalidad sube enteros con esa atrayente sima. Un recuerdo que hará que no se olvide su vida pasada y se la trate mejor en ésta.

Por cierto, el padre Cantares no existe, pero si hubo una batalla en los cuernos de Hattin, el 4 de julio de 1187. Por la cristiandad, Guido de Lusignan -rey de Jerusalén- con sus templarios y hospitalarios; por el Islam, Saladino -sultán de Egipto-, con los ayubíes. Los Cuernos, dos colinas volcánicas en Palestina, al Oeste del mar de Galilea, siguen allí donde los dejaron y el problema de oriente medio también. Y paramos, que nos estamos saliendo del mueble y metiéndonos en otros asuntos.

Hasta la próxima. Siglo XVIII y estilo Luis XV, segunda parte.

Pieza realizada por Juan Christmann.


El estilo Luis XV. Intrigas de salón con «Las amistades peligrosas».

Etiquetas

, , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Seguimos con nuestra sección «El mueble en primer plano», y cambiamos de siglo y país. Le Bien-Aimé, fue rey de Francia y de Navarra entre los años 1715 y 1774. Casi 60 años, que nos han dejado en herencia, además de un estilo que se resiste a morir, usos y costumbres que conforman la casa tal y como hoy la conocemos.

Luis XV por Maurice Quentin de La Tour.

Esta época de la historia, tan exquisitamente reflejada en «Las amistades peligrosas», fue un tiempo feliz (para los pudientes, está claro), donde el espíritu del confort y la cultura de salón florecieron con inusitado vigor. El salón, centro neurálgico de la casa, se convirtió también, en el centro del siglo. En él, se tomó la Ilustración con té y macarrons, igual que la revolución con petit choux. Así, en el film de Stephen Frears, basado en la novela de Chordelos de Laclos, este espacio es el epicentro de la argucia, la maldad y el cinismo sublimados, representados en los personajes de la marquesa de Mertueil y el vizconde de Valmont. Sin duda, el tema de la novela se aleja de los salones intelectuales del siglo, aunque no por eso le vamos a quitar mérito a los alambicados subterfugios de la trama.

Rousseau, Voltaire, Diderot, D'Alambert le dan color a la fiesta.

La marquesa de Merteuil en plena estrategia.

No queremos comparar el personaje de Glenn Close con las míticas «salonnières». Julie de Lespinasse, Madame Du Deffand o Madame Geoffrin, sólo por citar algunas, le dieron brillo a la cultura, hasta deslumbrar, codeándose con los escritores, políticos e intelectuales de más altura. Hicieron de del salón un entorno de libertad absoluta, donde las ideas y el lenguaje refinado volaban sobre la cabeza de los asistentes.

Madame Du Deffand, Madame Geoffrin y Julie de Lespinasse.

El origen de estos salones tiene lugar en el siglo XVI, pero es en el siglo XVIII cuando adquieren toda su relevancia. Se convierten en el espacio de libertad femenina, donde todas las convenciones sociales quedan fueran y preparan el camino para la liberación de la mujer. El salón tiene como norma la libertad de expresión, la usual intervención de un «estrella del momento», los asiduos y una moderadora femenina. La conversación es refinada y la agitación intelectual es el plato principal. Su práctica ocupa todo el siglo y todos ellos actúan como pequeñas reservas del matriarcado donde se discuten las ideas de la ilustración, la literatura y las ciencias. Cualquier norma moral o religiosa queda fuera de los salones, de ahí que en países muy creyentes o de moral estricta, los salones no existieran.

Recreación decimonónica del típico salón Luis XV.

Volviendo al film propiamente dicho, la presencia de mueble rococó es muy abundante y variada. Y nada parece hecho al azar. El diseño de producción pensó en todos los detalles y podemos observar como la casa de campo de la tía de Valmont, Madame de Rosemonde, representa un estilo más anticuado, supuestamente más ad hoc para la anciana dama que la habita. Veremos muebles de estilo Luis XIV en la parte del salón y otros, Luis XV en la galería.

En el salón de París de la marquesa, el mueble es lujoso y plenamente rococó. Fauteil à la reine, mesas axuiliares, bureau plat, canapé, chaise en courant, aparecen de forma continua, al igual que en la casa del soltero de oro. Para el espacio de Madame de Tourvel, se reservan muebles más sobrios acordes con el nivel social del personaje, pero también Luis XV, con profusión asientos con rejilla y como nota curiosa un fauteuil bureau.

El cuerpo narrativo de la película tiene una clara estructura teatral, no es vano es una adaptación de la obra de teatro del mismo autor del guión, Christopher Hampton, que resume en dos horas de metraje un cuerpo epistolar hierático, dándole vigor y ritmo a la historia. Los actos o el planteamiento nudo y desenlace fluyen en un inevitable camino hacia el drama final y a la vez se reflejan en los espacios de la casa. De esta forma, el salón es siempre el punto para plantear la argucia, el despacho funciona como base de la estrategia y el dormitorio nos sirve el resultado final. Aunque a veces este último se mezcla con el primero y ya no sabemos distinguir entre lecho y escritorio.

El hecho de que la novela sea epistolar, provoca una continua sucesión de escenas donde las misivas vuelan de plano en plano. Este hecho nos evocaba una avanzada red social, que de haber existido tal y como hoy la conocemos hubiera supuesto muchas más maniobras y tretas para su protagonistas. No nos cuesta imaginar un whatsApp llegando al iPhone de Cecile con un gran OMG, cada vez que Valmont le pasa un mensaje, ni la cara de la marquesa de Merteuil leyendo en su portátil los mails del susodicho, ni tampoco los tweets de la sociedad parisina con el trending topic del momento #duelovalmont. Vaya una pequeña broma para reforzar la idea de lo antigua que es la red.

El salón.

Al margen de su valor cultural o social, el salón es también la comodidad -la vida relajada. Y en este siglo es cuando se culminan todos los elementos que hacen nuestra vida más agradable en este sentido. La silla, el sillón, la chaise longe o el sofá, toman cuerpo en el XVIII y es el momento en que se fija la distribución de los apartamentos, distinguiendo, por ejemplo, entre la alcoba, el salón, la antecámara y un sinfín de pequeñas habitaciones como el boudoir, el cabinet de travail o despacho, el comedor con sus muebles específicos e incluso, en algunas viviendas, hasta el cuarto de baño.

Para dejar clara la referencia del momento rococó os dejamos un cuadro de evolución de los estilos franceses, representados en la patas de los muebles y el elemento favorito de ebanistas y clientes: el rocaille (viejo conocido nuestro en este post).

El galbo (perfil) se hace más estilizado durante el rococó y las patas se rematan con un "cabochon" o adorno.

La rocaille o rocalla son estas formas sinuosas y orgánicas que se usan en la decoración de los muebles. Se inspiran en piedras de la naturaleza y ciertas formas de conchas. Su nombre dio origen a la palabra rococó (mitad rocaille, mitad coquille -concha marina-) y fue el término peyorativo usado por los neoclásicos para denostar el en que su tiempo fue llamado "del gusto moderno. La moda es así, efímera.

El mobiliario de asiento evoluciona hacia estructuras más confortables y cómodas durante el reinado de Luis XV. A diferencia del estilo anterior -Luis XIV-, en el siglo XVIII, la tapicería es más rica, la línea se hace más ligera y voluptuosa, la profusión de relieves, bronces y detalles se acentúa. No olvidemos que es el momento del lujo, la fiesta y el placer como protagonistas, por eso la nueva moda es cómplice de los gustos sociales.

De Luis XIV a Luis XV.

La variedad de modelos para descargar el peso del cuerpo, no deja de asombrarnos, por la cantidad de asientos diferentes, pero se observan dos categorías principales: la siège meublant à la reine y la siège en courant o en cabriolet. La siège en cabriolet o en courant, se diferencia de la siége à la reine por su respaldo y utitilidad. Mientras que las primeras tiene un respaldo plano y se sitúan contra las paredes de la sala, haciendo juego incluso con los motivos de la pared y boiseries, las en courant tiene el respaldo curvo, lo cual las hace más confortables. Se colocan en el centro de la habitación o donde manden las exigencias.

Dos fauteuil à la reine. En la tapicería, las fabulas de la Fontaine, trending topic de la época. Fuente Kollenburg Antiquairs.

Valmont en un fauteuil à la reine, llama la atención de la marquesa para que se ponga "cómoda".

La siège en cabriolet o courant.

A partir de esta gran división se inventan infinidad de tipos adaptados a la misma mínima necesidad. Los sillones grandes o bergères se convierten en de commodité para enfermos, en tete-á-tete para acoger a dos personas. La chauffeuse es una silla baja para calentarse junto a la chimenea y la chaise-longue o duchesse permite estirar las piernas. Se extienden los modelos de canapés o divanes y hasta se crea la voyeuse, con la parte alta del respaldo aplanado y acolchado especialmente pensado para que se apoyen los espectadores del juego cómodamente sentados sin incordiar durante la partida.

El canapé. Fuente Luc Perron.

De pettit point, bicolor o de brocados en seda, las opciones son miles para el rey del salón.

Dentro del universo lit de repos,la variantes son muchas y los expertos no se ponen de acuerdo en muchas ocasiones. Sin ir más lejos, las diferencias entre chaise longue, duchesse y lit de repos no están demasiado claras. Mientras algunos sugieren que la duchesse es el nombre antiguo para la chaise longue, otros se desmarcan con lo contrario y citan la duchesse como un estilo de chaise longue nacido en el reinado de Luis XV. En cuanto a la categoría lit de repos, podríamos incluir todas las variantes (chaise longe, duchesse, duchesse brisée etc) en ella sin equivocarnos. Los largos varían entre unas y otras, y mientras que en la duchesse el respaldo es curvo, en la chaise longue es plano.

Chaise longue en bateau de rejilla en los aposentos de Madame de Volangues.

La chaise longue. Fuente French Accent.

La duchesse. Fuente Paulina Ballesty.

La duchesse brisée. Brisée quiere decir partida. En algunos casos está formada por dos piezas, y en otros por tres (la bergère, le tabouret y le bout de pied). Fuente Antiques.com

La bèrgere. Fuente Proantic.

Bergère Marquise. La moda de la ampulosa crinolina o miriñaque, obliga a los ebanistas a inventar sillones apropiados a la tendencia. Fuente Moissonier.

El Ottomane. Un sillón bajo con el respaldo curvo para evitar las insidiosas corrientes de las grandes casas. Fuente Confort Decor.

La voyeuse.

Este ejemplo, cuenta por si mismo la intensidad de la especialización en el confort. La voyeuse o ponteuse fue creada para aquellos asistentes de la velada que querían contemplar la acción en la mesa de juegos. Así pues, los jugadores usaban chaise en courant y los «mirones» (voyeurs) la voyeuse.

Los muebles auxiliares.

Dentro del salón y también fuera de él, se usan muebles comodín que lo mismo valen para un té con pastas que para poner un jarrón. Existen también muchas pequeñas mesas para diversos usos: el bonheur du jour -mesita para escribir con un segundo cuerpo-, para tomar café, de juego, de chevet -mesilla de noche-, en chiffonniére -pequeño escritorio. A veces algunas son à la Tronchin, con tapa abatible para escribir.

La table à écrire. A la izquierda, mesa de Jean-François Œben, fuente Paris. fr. A la derecha mesa de Léonard Boudin fuente Paris.fr.

Table à jeux. Fuente Proantic.

Mesas auxiliares con marquetería y bronces dorados. Fuente Expertissim.

La consola es mueble decorativo profusamente decorado con rocaille, patas de bronce y tapa de mármol. Evoluciona de formas más pesadas de la época de Luis XIV a una representación más ligera y elaborada en el estilo rococó.

Consola Luis XIV. Fuente Museo de Artes Decorativas de París.

Consola Luis XV. Fuente Kollenburg.

Hacemos una parada en este punto y os invitamos a seguir con la segunda parte de este post la semana que viene, antes de que llegue Robespierre y nos desmonte la casa. El comedor, el despacho y el dormitorio nos esperan, además de los secretos de los ebanistas y las técnicas decorativas más usadas.

À bientôt

Alicia sale del País de las Maravillas.

Etiquetas

, , , , ,

Que nadie se alarme. Ni siquiera se aleja dos paradas de autobús. Tan sólo se cuela en el marco del espejo. Alicia es siempre un buen tema para dar contenido a lo que sea y como somos recurrentes en ocasiones, hemos vuelto a dejarnos seducir por ella. Os remito al post de la camarera del año pasado, donde hicimos otro homenaje a Lewis Carroll. Para este post, hemos elegido dos espejos «Malma» de Ikea y los hemos customizado con una adaptación propia.

Inspirados por los dibujos de Sir John Tenniel de la primera edición (1865) y el psicotrópico texto del maestro, hemos creado una agradable composición a la medida de los marcos. Y ¿cómo lo habéis puesto ahí? -os preguntaréis. Muy sencillo, con nuestra amiga la transferencia. Cómo si no.

Sir John Tiennel y el mundo Alicia.

El medio para esta transferencia ha sido el barniz. Una vez seca, hemos corregido los huecos dejados por el proceso de raspado del papel, con bolígrafo. Al terminar, hemos vuelto a dar otras dos manos de barniz con pistola.

Lewis Carroll le entregó al artista el retrato de una niña para que la usara como modelo. A la vista de la foto, diríamos que se parece. Pero a Don Lewis, no opina lo mismo: «El Sr. Tenniel es el único artista que ha dibujado para mí, que ha decididamente rechazado el uso de un modelo, y me ha dicho que no necesita de uno, más que lo que yo necesito de una tabla de multiplicar para resolver un problema matemático. Me arriesgo a pensar que él estaba equivocado, pues dibujó varios retratos de una «Alicia» completamente desproporcionada, con la cabeza demasiado grande, y los pies definitivamente demasiado pequeños».

En grande la verdadera Alicia, Alice Liddell. En la foto pequeña, la modelo sugerida por Carroll, Mary Hilton Badcock.

Sea como fuere, lo que quedó para la posteridad nos parece maravilloso. Tanto, que seguro repetiremos este tema sobre cualquier objeto que lo pida. Si alguien tiene antojo, podemos customizar lo que nos pidáis o sentiros libres de adquirir los espejos en nuestra tienda.

De shopping en el «TriBall».

Etiquetas

, , , , , , , , , , , , , , , ,

Para quien aún no lo sepa, el TriBall es el pequeño quartier del triángulo Ballesta, denominado así por los comerciantes de la zona, en aras de conseguir un Tribeca castizo, limpio y cool hasta decir basta. Digamos que están «en proceso de». Y al proyecto, ayudan tiendas como las que encontramos una tarde de sábado. Os traemos dos, pero como no pasa un finde que no vayamos por allí, contad con que habrá más. Empezamos por KikeKeller, en la Corredera Baja de San Pablo, 17. No exagero, si digo que casi me tienen que traer las sales para soportar tanta maravilla (vaya, diréis, «ya está la niña con las hipérboles»). Pero fue atravesar el umbral y empezar a ver cositas como la que sigue.

Volivik 347

Esta fascinante pieza, te deja con la mandíbula dislocada en cuanto te acercas y compruebas que está hecha de bolígrafos Bic. Original con mayúsculas. Podéis ver precios y más diseños en su web: enPieza eStudio. De los mismos, es esta simpática y existencialista lámpara de mesa, donde la idea se suicida.

"Colgao" de enPieza eStudio.

Por seguir con la iluminación, otros tres ejemplos de que no todo está ya visto. La lámpara colador, la meta-lámpara de bombillas rotas y la Rayos X.

Lámpara colador.

Bombillas rotas.

Luz cervical.

Si todavía no entráis en calor, os podemos contar que, además de tienda de muebles y objetos únicos, KikeKeller es también bar. De jueves a sábado de 17:00 a 3:00 pm. Sólo por pasar un rato en el local, ya merece que te tomes un gin&tonic.

El cuerpo central de la tienda.

El espacio combina muebles diseñados por los dueños de la tienda con los de otros autores, en un estilo de mixtura industrial, retro y vintage inclasificable. Ingredientes perfectos para que a nos se nos salgan los ojos de las órbitas y empiecen a flotar por toda la habitación. Esos globos oculares no pudieron dejar de admirar la combinación de los papeles decadentes, con el muro visto, la consola anacrónica y la bici antigua de niño bien del siglo pasado.

Sin palabras.

Otros rincones llenos de detalles. Pena que no tuviéramos toda la tarde para hacer la debida disección de todo el asunto.

Suelos de barro y cómoda patinada.

Al fondo, sillones hechos con barras de andamio.

Ahora nos preguntamos si los androides sueñan con ovejas eléctricas, o si son las ovejas las que sueñan con coladores de luz. Esta oveja librería da qué pensar.

Fibra de vidrio y resina para la pequeña Dolly.

Y para terminar, cerámica con vida propia y un avión de tiovivo que invita a montar.

Teteras con algo qué decir.

¿Subimos?

Después de este mini tour, os recomendamos encarecidamente una visita a este templo de maravillas. Abren de lunes a sábado de 12:00 a 15:00 y de 17:00 a 21:00. Si os apetece más el tema bar, lo dicho más arriba. Más info: aquí y en su blog. Como acompañamiento y contraste, dejamos las delicadas lámparas de El Lucernario, vistas en La Antigua, (calle del Pez nº 2).

Tarros de luz.

Además de estos ítems, en La Antigua, encontraréis diseños exclusivos de las diseñadoras Lucetemas, Silvia Calles Closet y Lady Desidia. Por si alguna (lo siento chicos, no hay para gentlemen) quisiera sentirse especial. Despedimos el episodio tiendas del TriBall con el tocador fully loaded de La Antigua y su graciosa puerta.

Welcome!

Después de tanta emoción, el espíritu queda satisfecho, no así el estómago, así que nada mejor que una pequeña parada en Mamina, calle Valverde 42, para la merienda-cena. Sitio encantador, con aire de salón retro, lleno de objetos vintage y mobiliario recuperado al que vamos cada vez que podemos.

Para rematar la tarde-noche, subida a la terraza del Ada Palace, lugar en el que nos quedaríamos a vivir, para admirar las vistas del edificio Metrópolis y el Círculo de Bellas Artes. «Reco» de la casa, evitad sábados por la tarde, porque hay tortas de luxe para coger sitio.

Un hotel con vistas.

El ángel del Metrópolis.

Hasta la próxima!!

ARCO 2012. Estamos en crisis…hay que arriesgar (o eso dicen los expertos).

Etiquetas

, , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Si ya el año pasado anunciábamos menos espectáculo, este ARCO 2012 la edición tampoco ha tenido muchos «improvements». En palabras del director de la feria, Carlos Urroz, se ha primado la calidad a la cantidad. De  lo segundo damos fe, de lo primero no nos vamos a poner críticos, puesto que no lo somos. Tan sólo, se trata de ofrecer un pequeño paseo a través de nuestros curiosos ojos, que como ya sabéis, en este tipo de maremagnum, se comportan como gatitos golosos en busca de la mejor sardina. Es decir, si nos llama, vamos y le hacemos la foto de rigor. Pero qué nos llamó, será difícil de explicar. Un color, una composición, una rareza, un chiste, cualquier cosa vale para que el arte se empiece a sentir. Como primer impulso, este cuadro, uno de los pocos exponentes de pintura que se vieron, de la holandesa Iris Van Dongen, del colectivo Kimberly Clark. Empezamos por ella, puesto que Holanda es el país invitado, y de allí esta artista. También porque emanaba un aire mitad prerrafaelista, mitad simbolista que nos puede.

Iris Van Dongen

Por seguir un orden, vamos con más pintura o más bien dibujo, con «Price» de Kirill Chelushkin de la galería Marina Gisich. ¿El motivo? La buena mano y la sublimación del dolor.

"Price" de Kirill Chelushkin.

Del austero grafito al color exuberante de Kehinde Wiley. De padre y madre africanos, afincado en Nueva York, su propuesta étnica al mismo tiempo que clásica, atrae irremediablemente. Conocido por sus homenajes a cuadros clásicos de la historia del arte, en esta ocasión solo traemos un retrato «Kalkidan Mashasha» de la serie  The world stage: Israel. La pose clásica se mantiene en la postura del soldado etiópe de origen judeo-israelista y se añade el marco inspirado en los recortables ceremoniales judíos. No era posible que la mezcla nos pasara inadvertida.

"The world stage: Israel" de Kehinde Wiley.

Por cambiar de técnica, una muestra del hiperrealismo a boli de Juan Francisco Casas. Nada podemos decir de este virtuoso del dibujo. Nos gusta la línea aunque quizás el tema nos deja un poco fríos.

Juan Francisco Casas.

Abandonamos la pintura con técnica mixta de Pep Llambías. Neón y óleo para una rosa roja conceptual. Y con la broma de Rogelio López Cuenca sobre la propiedad intelectual.

Pep Llambías.

"Copyright", de Rogelio López Cuenca.

En la categoría fotográfica/digital la abundancia marea, pero lo dicho, buscamos la luz que nos guíe hacia buen puerto, aunque a otros le pueda parecer un territorio hostil. Y en ese sentido, la obra de Daniel Canogar imantada con luz, acogía curiosos de todos los mares hacia el océano de la destrucción. La obra «Vórtice» hace referencia al  ’gran vórtice de basura del Pacífico’ (The Great Pacific Garbage Vortex). Un inmenso vertedero donde van a parar todos los futuros del planeta, si se continua con esta filosofía de compro-uso-tiro.

"Vórtice" de Daniel Canogar.

Debajo de estas líneas un collage de Rogelio López Cuenca. El boom inmobiliario hace que se lleve las manos a la cabeza el más pintado. Cuando el arte protesta, siempre queda mejor, aunque no sea demasiado efectivo.

"Paradís" de Rogelio López Cuenca.

Seguimos con la fotografía y con la omnipresente Katrin Korfmann. Ya nos gustó el año pasado. Éste no iba a ser menos. El universo visto desde otra perspectiva, nos da cuenta de lo relativo de nuestra posición en este mundo. Una mota de polvo es igual de importante que tú, yo o nosotros.

Katrin Korfmann

Si tuviéramos el cash power de llevarnos algo de la feria a casa, hubiéramos escogido esta foto de Pablo Genovés. Pero, ya estaba vendida. ¡Qué lástima!

Pablo Genovés

"Juicio Final" de Pablo Genovés.

Sí, sí, lo estáis esperando. ¿Dónde está la revolución de ARCO 2012? ¿Dónde está la polémica servida en cámara refrigerada? Aquí está, en la Galería ADN de Barcelona, con la obra de Eugenio Merino «Always Franco». Había tortas para conseguir la foto. Quizás se le pueda tildar de sensacionalista y oportunista, pero a nosotros nos pareció bien, en cuanto a la atracción generada. Este tipo de trabajos le dan vida a la feria y la notoriedad es importante. Luego, si alguien se siente ofendido, no debe olvidar que el arte es libre. Aquí la dejamos para que cada uno piense lo que quiera (pero que todo el mundo se acuerde de Maurizio Cattelan y su Papa derribado por un meteorito, el revuelo se arma fijo cuando arriesgas). Si nos ponemos a dar qué hablar, fijo que lo conseguimos, pero hay que atreverse.

"Always Franco" de Eugenio Merino.

De la misma galería, los discos del pasado de Carlos Aires, tienen el encanto de músicas trasnochadas y convierten los recuerdos en paredes llenas de historia, anécdotas e iconos patrios. Lo mismo, más abajo, con billetes de euro, para todo lo que se puede comprar con dinero.

Serie "Love is in the air" de Carlos Aires.

Carlos Aires.

Para seguir polemizando un rato más, Mateo Mate nos sirve la bandera como ropa de casa. La idea de nación como mantel donde las manchas se hacen fuertes, no deja de evocar todo tipo de asociaciones. ¿Importa la patria?

"Trapos Sucios" de Mateo Mate.

Los árboles flotantes del cubano Jorge Mayet recordaban a un planeta mejor. Tal vez el de El Principito. Con cables, papel, tela y acrílico para recrear la naturaleza y convertirla en material onírico.

"Me desperendo de ti", de Jorge Mayet.

Y de Cuba también, llegan otros sueños, a través de Adrian Melis. Su instalación sobre los deseos de los habitantes de la isla, suspensos en cajas de habanos, daba para reír y para llorar. Una preciosa metáfora de la situación. Mención aparte merece otra de sus obras presentadas «El valor de la ausencia», donde se muestra el absentismo laboral en el régimen castrista. La falta de motivación hace que ir a trabajar o no, sea la misma cosa. La lista de excusas es inifinita y tragicómica.

"Sueños" de Adrian Melis.

"El valor de la ausencia", Adrián Melis.

Aunque parece que hemos perdido el orden, no es cierto. Estamos ya, por el camino de lo difícilmente clasificable, en el que nos encontramos con Javier Calleja y una irreverencia al coleccionista, dentro de su serie de miniaturas jocosas, divertidas o naïve. Que dicho sea, nos recordaban  a las de nuestra amiga Nieves Lopez Nilo o a la obra de Lilliana Porter.

Javier Calleja.

En esta sección -que bien podríamos llamar «Arte se llama plátano es» (por decir algo)- nos tropezamos, casi de forma literal, con la «instalación» de Elmgreen & Dragset. Bebé abandonado delante del número 69. ¿Cuál es el mensaje? ¿Sexo sin amor, niño indebido, «cariño, te has dejado al crío en rellano»? Lo dejamos en el aire, que ahí no pesa.

ELMGREEN & DRAGSET

Fin del recorrido con Marina Alekseeva de la galería Gisich, con sus diaporamas y proyecciones sobre escenas más o menos cotidianas.

"Live Box" de Marina Alekseeva.

Esperando que alguna ceja se haya arqueado o alguna sonrisa haya salido a pasear, os dejamos la última instántanea, de la que no sabemos si es obra de arte o no, puesto que estaba en una de las mesas de los galeristas, dispuesta sin cuidado alguno. Quizás fue esa condición, lo que nos hizo fijarnos en ella y pensar, «¿cómo es que esto no se vende, si mola un montón?». Con las ganas nos quedamos de preguntar.

El planeta del arte.

Hasta la próxima edición y para el próximo post, super-tienda madrileña de objetos originales…y hasta ahí podemos leer.

Saludos!!!

Galería completa en nuestro flickr. Si alguien concoce la página web de los artistas que no tienen link, que nos lo diga (no importa cuándo). Para erratas, ídem.

Mesilla galante en modo epistolar.

Etiquetas

, , , , , , , , ,

Marquesa de Merteuil:Me gustaría, estimado Vizconde que me explicarais el procedimiento cortés para resolver esta mesilla. Ansío con afán que me desveléis, si vuestra diestra mano quisiera, los secretos de la pátina y el «toile de jouy». Asimismo, como anticipo a su lección de historia y cine sobre el siglo XVIII, me agradaría un pequeño resumen sobre los que veremos…y saber si asistirá el señor d’Alembert”.

Vizconde de Valmont: “Adorada marquesa, dejo caer sobre vuestros ojos estas líneas, para poner mi alma al descubierto y destapar algunos pequeños secretos, que en breve ya no lo serán. Por ser fiel a la moda de nuestro tiempo, maquillamos la pieza «a la crème brûlée» y  añadimos un fino tamiz de polvos de arroz. Os preguntaréis, como curiosa dama que sois, el estado primigenio. Sólo decir que no lo sabemos, pues ya venía con una mano de base en azul marino. Su dueña, amablemente, nos avanzó algo del trabajo”.

Vizconde de Valmont:Lo básico fue cubrir el marino con un color crema. Después, se dio una patina más oscura y para acabar un poco decapado. Como detalle final, un poco de “toile de jouy” con motivos orientales, aplicado con transferencia. En cuanto a sus preguntas, le comunico que el señor d’Alembert no podrá venir. Sigue dándole vueltas a su Tratado de Dinámica. No quiero espesaros con este tema.

Marquesa de Merteuil:No temáis espesarme con vuestras palabras. Bien sabéis que todo lo que decís es sagrado para mí.  Antes de despedirme, le ruego una vez más ese pequeño adelanto sobre la misteriosa historia que nos contará”.

Vizconde de Valmont: «No sé si será de su agrado. Parece que un tal Pierre Ambroise Choderlos de Laclos, ha osado escribir sobre nuestro pasado. Yo quedo mal parado, como no podía ser de otra manera, y vos, mi querida dama, no salís sin cicatrices. El folletín es cuestión tiene por nombre “Las amistades peligrosas”. Y ese será el tema de nuestra próxima charla.»

Aquí es donde la marquesa deja de escribir y manda a buscar a cuatro mamelucos que le pongan los puntos sobre las ies a Pierre Ambroise. Y nosotros descubrimos el propósito de esta pequeña chanza. A finales de febrero, realizaremos nuestra tercera clase sobre El Mueble en Primer Plano. Mueble francés del XVIII. La película, suponemos que ya la habréis adivinado. Si alguien siente el irremediable deseo de asistir, ya sabe dónde estamos y si no podéis, aquí os daremos buena fe de todo lo que aconteció.

Después del cuadro bucólico pastoril que os hemos ofrecido -tan romántico y galante, que a punto estamos de desmayarnos-, prometemos un nuevo post con más testosterona y radicalidades para las próximas semanas.

Atentamente, Taller y Medio.

Pieza realizada por David Fernández.

Érase una vez una mesilla.

Etiquetas

, , , , , , ,

Vivía en un oscuro desván de trapero, donde sólo la acompañaban armarios alfonsinos y cuadros de bisabuelo. Era una mesilla madura que había pasado su juventud de forma recatada, vistiendo clásicos barnices y asistiendo a sesiones de costura entre señoras desocupadas. Nada nuevo para un auxiliar de sus características. Su vida estaba hecha y ella suponía que seguiría sosteniendo dedales, tazas de café con leche y novelas de Barbara Cartland. La moda, a veces cruel, la desterró del sueño de los hilvanes y el petit point, para dejarla seca y baldía en el último rincón del olvido. Hasta que un día…aquí debería sonar música de «entrada de hada madrina», pero no. Será el hado padrino (lo decimos porque toca alumno y no alumna), quién venga y nos cambie el final del cuento.

Un intermedio del proceso nos explica de dónde venimos y a dónde vamos.

La santificación de los tonos pastel y los juegos de niña nos inspiraba un entorno lúdico-festivo con toda la artillería en primera línea, para reflejar el giro argumental del cuento de nuestra protagonista. No más sesiones de infumables hilvanes, ni charlas de alcanfor. Para la segunda juventud, sólo fiestas y carnavales.

La transformación ha sido sencilla. Decapado básico y nueva pintura. El combinado “cupcake” blanco y azul, aporta el punto distintivo del contraste entre el brillo y el mate. Tapa y cuerpo se funden amablemente en una nueva apariencia que invita casi probarla.

Para dar un aspecto más la ligero a la estructura, se ha suprimido la balda intermedia que se sostenía entre las patas. Esta norma de eliminar lo superfluo, siempre resulta.

Los tiradores, (motivo de discordia interna en las sesiones de psicoterapia del mueble), se quedaron tal cual vinieron, pero con un extremado pulido para matar el oro común. Por el camino, se quedaron las cabezas de barbie, los clicks de Famobil y las gominolas disecadas. Lo dejaremos para otra pieza más valiente.

Después de esta pequeña mascarada para ponerla de largo, le auguramos un futuro de “felices y comieron perdices” en la habitación de su nueva dueña, de la cual esperamos, a pesar de los colores, que llene sus cajones con sueños más radicales que los patrones de costura.

 

Para la próxima, otra mesilla. Esta vez de noche y más sobria. Pero eso, mañana (amplia palabra que puede conllevar la espera de varios días).

Feliz carnaval!

Pieza realizada por Juan Christmann.

Maison&Objet 2012 (II parte).

Etiquetas

, , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Seguimos donde lo dejamos (la primera parte aquí, para quién no lo haya visto). Para esta segunda parte de la Maison&Objet, encendemos todas las luces. El exceso de lámparas en todas sus modalidades ha sido más o menos como el del año anterior. Y como polillas a la luz, allá que íbamos cada vez que se atisbaba una luminaria. Cada cinco segundos más o menos. Pero tranquilidad, sólo vamos a poner unas cuantas. Las más originales (desde nuestro humilde punto de vista) han sido las de Blackbody. Un estilo futurista y magnético que atraía a muchos fans.

Blackbody

Blackbody: el nuevo chandelier.

Modernos, también, y extensos en su catálago, Design Heure mostró sus ejemplares más impactantes y los más modestos.

Design Heure.

De Ligne Roset, el diseño del japonés Hiroshi Kawano, la Bloom Lamp –en su versión techo-, nos volvió a enamorar.

Bloom Lamp.

En el apartado de reciclaje y re-interpretación, este curioso chandelier de La Fibule, realizado con cuerdas.

La Fibule.

De otro palo, más orgánico y clásico, el modelo tipo jaula Volière de Mathieu Challières, nos pareció simpático e incluso imitable.

Volière.

Y dos habituales más para apagar este capítulo: Serip y sus chandelieres de lágrimas de cristal y los étnicos Zenza.

Serip.

Serip.

Zenza, ilumina mil y una noches.

El otro gran tema de la feria que nos falta por tocar (aunque en este caso, mejor sólo ver) es la porcelana y familiares cercanos. La figurita, ese ente que nos dificulta el paso para quitar el polvo, se convierte en la reina señora de cada edición, con más y mejores muestras cada vez. Particular emoción nos causaron las chinoiseries en movimiento de Jean Boggio, Pols Pottern con sus instalaciones de croissants y pajaritos y, of course, Jaime Hayon con The Guest, para Lladró.

Jean Boggio for Franz.

Pols Pottern.

The Guest, Jaime Hayon para Lladró.

Como estamos en plan delicado, pasamos al episodio vela. La cera convertida en ilusiones, da forma a pasteles, tartas y cupcakes en Bougies de la Française. No sabemos cómo iluminan, pero dan ganas de comérselo todo.

Fiesta en Bougies de la Française.

Bougies de la Française.

En este universo pastel y juguetón nos topamos con una francesa afincada en Londres, Katja Behre y sus papeles pintados. Absolutamente recomendable una vuelta por la web Elli Popp. Genética victoriana en un 50%, el resto, en diversos porcentajes, se lo atribuimos a María Antonieta, Alicia en el País de las Maravillas y Aubrey Beardsley.

Elli Popp, wallpapers, telas y cerámica.

Dejamos la maison con sabor dulce. Lo sirve Chapon y su stand de chocolate, al que de un momento a otro se esperaba que vinieran Hansel y Gretel. Y como colofón, el creador del año: Tokujin Yoshioka. Del que tan sólo se exhibieron algunas piezas de sus experimentos de cristalizaciones.

Chocolates Chapon.

Tokujin Yoshioka.

¡Pero no se vayan todavía! Tenemos bonus track. Unas instantáneas de nuestra mini-visita al mercado de las Pulgas. Sólo al de  Vernaison. ¡Ay el tiempo!…cómo se va.

Esperamos que esta pequeña vuelta en la noria de la Maison&Objet, vista a través de nuestros ansiosos ojos, os haya gustado o cuando menos, haya despertado cierta curiosidad.

Hasta la próxima París!!! À bientôt!!!

Maison&Objet 2012 (I parte).

Etiquetas

, , , , , , , , , , , , , , ,

Después de la excitación mayúscula del pasado año, esta ronda, nos la hemos tomado más sosegada. No porque tuviéramos tiempo (que para ver bien la maison hacen falta dos pares de piernas y una semana, y es evidente que -al menos lo primero- no lo teníamos), sino porque en esta vuelta se iba buscando lo particular. ¿Dónde se va el ojito derecho? Donde le deja el pie izquierdo y el corazón. A la caza de la tendencia y de la «curiosité». Así fue, que lo primero que entró en el ángulo de visión, fue el «trending topic» de la feria. La etiqueta de moda: #maderanatural.

Bleu Nature

La marca francesa Blue Nature desbordó imaginación con elementos tomados de la madre tierra y no precisamente de tres en tres. Lámparas, espejos, sofás, chandeliers y todo lo que se pueda imaginar, hecho con troncos y ramas de árbol. El «must» de la temporada haría las delicias del pájaro carpintero y de los más chic-nature.

Bleu Nature.

El ansia por parecer lo más natural posible, tener espíritu de reciclaje y voluntad de salvador de la madre tierra, se notó aquí y allá, en mayor o menor medida. De muestra, cuatro ejemplos. Las raíces de Lys Import y las mesas de Du Bout de Monde.

Madera y madera.

Para seguir por la vereda de lo más recatado, avanzamos por la siguiente tendencia (ya demasiado instaurada como para llamarla de esta forma): el vintage industrial, acompañado en pequeñas dosis del capítulo anterior. Armarios, sillas, maletas, mesas y un largo etcétera de metal en todas sus variantes: pulido, machacado, deslustrado, oxidado, pintado, bla, bla, bla. No es que nos canse, es que había mucho. Pero todo bien puesto y escogido. Mereció la pena el paseo por One World InteriorsFrancisco Segarra e Hindigo.

Francisco Segarra: vintage industrial.

Deyonelle Home.

One World Interiors.

Hindigo

Para cambiar de rumbo, la vista nos lleva de Feria. O más bien al circo. Dentro del clasicismo que le caracteriza, Andrew Martin optó por alegrar su presencia con un stand de tres pistas. Caballos de tío vivo, máquinas de feria y todo tipo de «freakadas» para aligerar el peso de los chesters. Y nosotros se lo agradecimos.

Andrew Martin Ringling Circus.

Andrew Martin, wallpaper regent.

Muy próximo al anterior por filosofía chesteriana y adoración por la Union Jack, nos encontramos con Timothy Oulton, cuyo espacio rezumaba una mezcla de Retorno a Brideshead y el Club Diógenes. Si te sientes caballero del Imperio Británico, te gusta lo industrial y las maletas con filetes de cuero, saca tu Hackett del armario y pisa fuerte, porque éste es tu lugar.

Timothy Oulton: yo soy no soy un señor, soy un gentleman.

Para terminar con lo más clásico, dejamos una instantánea de Moissonnier. Nuestra debilidad hacia la customización de los clásicos nos obliga.

Moissonnier.

Después de tanto formalismo, nos quitamos el traje vintage y nos vamos directos a lo moderno. Es lo bueno que tiene la feria, hay tanta variedad que ningún espíritu queda insatisfecho. Empezamos por el espacio Art’Keting creado por el trendsetter francés François Bernard. Una selección de piezas entre lo más florido del diseño del siglo XX y XXI. Aire nórdicos y complementos de metal (una Tolix que no falte, ¡por Dios!).

Art’keting by François Bernard.

Y más «crazy» todavía, el espacio Sweet Freaks, donde entre objetología de Marcel Wanders, Murakami, Hermanos Campana e Ibride, nos hacían los ojos chiribitas, tanto, que a punto estuvimos de comernos una de estas deliciosas velas, pensando que era un cupcake.

Cerería Introna para Sweet Freaks.

Entre las locuras el «Sofa so Good» de Amelie Labarthe y Elisabeth Buecher, con brazos y coletas, la lámpara «Medusa» de Parsy Debons y el aparador Heritage de Boca do lobo.

Sweet Freaks festival.

Sin dejar atrás el humor y las oddities, pasamos por Ibride y sus curiosas mezclas animal-mueble, o como ellos dicen: mobiliario de compañía.

Diva Lucia de Ibride.

Ibride vajilla.

En un entorno mucho más serio, mostramos sólo dos ideas de la abundante moda de lo lineal y contemporáneo. Bornonese Casa debutante con su nueva línea de hogar y un curioso montaje de Deconinck.

Borbonese Casa.

El invitado imaginario de Deconinck.

En breve (mañana, si es posible), segunda parte de este tour Maison&Objet 2012.

Pop-Roc. Nueva serie de transferencias y otras «rococadas».

Etiquetas

, , , , , , ,

María de la O y lo que sigue, se lo podría cantar a la infortunada reina francesa, que después de tanto gozo y volante, perdió la cabeza por exceso de rocailles, trianones y macarons. Como tributo a la época, algo trasnochada y denostada por muchos, comenzamos la serie Pop-Roc (por alusiones al pop art y al rococó) con unas variaciones de color del retrato de María Antonia Josefa Juana de Hasburgo-Lorenamás conocida como María Antonieta- realizado por Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun.

La artista y su modelo en la versión Roc-Art.

Pasamos a mostrar los retratos originales, para entender a dónde queremos llegar con todo esto. Otra cosa es que llegemos.

Los originales.

Podéis llevaros las manos a la cabeza o simplemente escudriñar el experimento con ojos críticos. La idea es dar un pequeño vuelco a este tipo de pinturas del XVIII y reconvertirlas en algo más divertido y casual. Si os gusta bien, si no, estáis en vuestro pleno derecho de sacar a pasear sapitos y culebras.

Fondo fucsia y filo dorado.

Fondo azul verdoso en versión "grunge"...o sea decapadita.

Verde con plumas rojas.

Además de estos experimentos, os dejamos otro espejito mágico del mismo estilo (no por colores sino por la forma), ya a la venta en nuestra tienda.

Espejo decapado.

Claramente, si alguien le antoja un ejemplar de la serie Pop-Roc, nos alegra comunicar que se pueden adquirir. Más detalles en la tienda.

Nos vemos pronto con un full coverage de la Maison&Objet.

Saludos!!!


Un año de amor…al arte.

Etiquetas

, , , , , , , ,

Lo hacen todos, así que nosotros también. No por hacer lo que hacen los demás, sino porque nos hace ilusión. 12 meses de trabajo, poniendo todo el empeño y la dedicación que podemos, para recuperar muebles, crear segundas vidas y darle vueltas a la imaginación hasta marearnos. Os dejamos la selección en plan postal de fin de año. Debajo los links a cada post, para recordar, profundizar o simplemente descubrir.

Enero nos llevó París. La Maison&Objet nos deparaba un año intenso, como reza el rótulo de los Bourollec. Y empezamos con un espejo de bodas acabado en blanco y plateado. En febrero la cita «imperdible»: ARCO. Marzo abría el ciclo de conferencias de Cine y Mueble. Abril, muy ocupado con un escritorillo de nuevo cuño, un duelo de mesillas y un homenaje a Alicia en el País de las Maravillas. En mayo, mucha variedad: el maniquí del XIX, las primeras transferencias y la silla que volvió a nacer. En junio un respiro campestre.

Julio con la señora consola. Agosto, espejo con transferencia y más de lo mismo, con el Japón Meiji. la vuelta al cole con la pizarra reconvertida y la feria más cool: Decor-acción. Octubre: el restaurador en casa hace milagros, más transferencias y una exquisita silla de fumador. Noviembre, con mesilla transferenciada, decoración navideña a la nórdica, mesilla de lujo y mesita mid-century.

Después de este repaso, nos queda meditar. Para el próximo año tenemos muchas cosas en la cabeza, pero por alguna habrá que empezar. De momento feliz salida y entrada y un deseo ambicioso: no tener que desear. Happy 2012!!!