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Un maniquí de modista viejo y destartalado nos vino a visitar. Tantas veces cubierto de tela, cosido de alfileres y zarandeado hasta la lipotimia, el poco cuerpo que era, se desgastó. Recuperarlo es la mejor idea. Y después, vestirlo con lo que la imaginación y el espacio donde vayas a ponerlo te pidan. Para la ocasión, galas de viuda negra.
Para venir directamente del XIX (lo suponemos por la medida de la cintura) sólo necesitó un encolado ligero, pintura y limpieza para la tela. Tres pasos básicos para después cubrirlo al gusto. Si tienes un corsé de Maya Hansen, necesitas uno de estos con urgencia.