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El show del arte contemporáneo madrileño se ha quitado el traje de lentejuelas y la chistera para mostrarnos una representación menos teatral e intimista y, por supuesto, más en crisis. No por los contenidos, que según los entendidos son excelentes y muy numerosos, sino por la forma. Tanto la exhibición como las obras expuestas en la feria, respondían a un carácter formal austero y sin artificios, salvo contadas excepciones. Aún así, para los que adoran las rarezas y caprichos de la post-modernidad, merece.

Y ahora, al tema. La visita no fue excesivamente profunda, todo hay que decirlo, pero como íbamos buscando lo más llamativo, tardamos en encontrarlo. Sobre todo, viendo que algunas galerías como la de Raquel Ponce,  les ha dado por esconder el ”show”. En palabras de la galerista, “Sería demasiado fácil destacar una pieza como ésta, con tanta fuerza visual. Preferimos esconder la sorpresa». Bueno, pues aquí dejamos la rebanada de pan Bimbo tan sorpresiva de Rómulo Celdrán. Juzgad vosotros mismos.

Suponemos que os habéis quedado con la boca abierta (por sorpresa o por otras cosas que no vamos a nombrar), así que para seguir en esa misma posición bucal, ponemos otra llamativa pieza de Joana Vasconcelos. Se trata de una de las cinco figuras clásicas de mujeres encorsetadas en ganchillo. Lo más plus de esta tarde. Aquí, sí que nos quedamos con cara de vaca mirando al tren, puesto que buscando la forma de entender el tema, no supimos como resolver la atracción fatal de esta mastodóntica broma.

Y para no alejarnos mucho de lo exótico, ponemos de seguido la instalación de Kimberly Clark «Aquí voy chuza perdida, a ver si alguno me viola». Sin comentarios. El trabajo del trío holandés, formado por Iris van Dongen, Ellemieke Schoenmaker y Eveline van de Griend, «Swansong» pide ser una rebelión de la figura femenina que ataca el ocio como si quisiera morir. Personalmente, lo encontramos un poco frío. Convertir la borrachera en arte es complicado.

Para cambiar de tercio, un poco de luz, instalada por Fabrizio Corneli. El dominio de la luz y la sombra crea reflejos con múltiples y variadas formas. En este caso la silueta resultante nos recuerda al hombre de Vitrubio. Sencillo y placentero.

Y de la luz, a la oscuridad. Gehard Demetz y sus esculturas de niños nos traen una infancia llena de huecos y pesadillas. Inquietante y bello.

Más niñez, con Liliana Porter. Esta artista argentina de 70 años, juega con el espectador a los mundos paralelos. La inocencia de mundo infantil y lo terrible y vulgar del mundo adulto se mezclan, adelantando la ruina del primero en el devenir del segundo.

Y ahora más crudeza. La belleza de lo decadente y de la destrucción desde los ojos de Andrew Moore. Color y vida inusitados para escenarios de post-guerra y fin del mundo.

Simeón Saiz Ruiz. Dolor y muerte en los Balcanes disfrazados de matriz de petit point. El uso de la cuadrícula con aire de Seurat, nos despista del tema central y puede que los «Cádaveres de presos muertos en los bombardeos de la OTAN contra la cárcel de Istok» se pierdan en la maleza de la plástica. Por si acaso, avisamos antes.

Muy cerca del cuadro anterior, está Aleksandar Duravcevic, sobre todo por situación geográfica. Ese artista, nacido en Montenegro, busca su identidad tras años de desarraigo. Afincado en Brooklyn, sus trabajos de grafito no son más que recuerdos de otro tiempo mejor.

Para recuperar el sentido del humor, un poco de Nono Bandera, artista malagueño amigo de las bromas, las intervenciones de cuadros del rastro y otros menesteres igualmente disparatados. Como ejemplo, esta escena de caza donde los protagonistas se han caído del cuadro.

Para no perder la sonrisa,  el  montaje digital «Holbein Before Cy Twombly» de Dorothee Golz, muy aficionada a este tipo de juegos trocantes, nos divierte con una reinterpretación de un cuadro de Holbein. Que no diga nadie que esta feria pierde su gracia. Dinero, a lo mejor sí, pero ahí ya nos vamos a meter.

No podemos terminar sin hacer alusión al tándem Muntean/Rosenblum. No los conocíamos y fue verlo aparecer por detrás de una esquina, para hacer resucitar en nuestro espíritu la fe en todo este tío-vivo del arte. Inmersos en la disciplina clásica de la pintura, con un estilo barroco de movimiento y de composición arrolladora, el lienzo exhibido «Untitled (The overwhelming spell…)» nos dejó sin aliento. Parece que algunos clásicos siguen vivos. Es un alivio. No hay página web, pero os animamos desde aquí a googlear un poco en la búsqueda de esta sublime pareja.

Como colofón, el stand de El País, en plan Mad Men después de un huracán. Muy trabajado.

Para los que se hayan quedado con ganas, galería completa de la Feria ARCO 2011 en el Flickr de Taller y Medio.