I love Retro en vivo.

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Por allí pasamos y dejamos testimonio. Que valgan estas imágenes para animaros a visitar la próxima edición de I love Retro. Del 6 al 12 de mayo de 2013. La que visitamos fue multitudinaria, polimórfica y bienvenida. Muchas caras nuevas, desde la última en mayo de este año, puesto los metros cuadrados se han ampliado. Buenos montajes, encanto profesional y mucho donde escoger. Una pena ir sin cash a este tipo de eventos. En fin, por mirar sólo se cansa la vista.

Hasta la próxima.

Nuevos viejos. El rastro se moderniza.

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Como ya anunciábamos ayer, I Love Retro vuelve a la carga. Por eso, y como nos va el vintage más que a un niño un caramelo, nos hemos ido de campo. Es decir, de visita al exterior para conocer más a fondo los anticuarios más «in» del momento, ya que muchos de ellos de ellos estarán en I Love Retro. Tienen todo lo que queréis: la Tolix, el cartel años 40, el mapa, la bola del mundo, las letras industriales para escribir amor, el mueble mid-century que me cabe justo en el hueco del salón, todo eso y mucho más lo tenéis en el Rastro de Madrid. Y aquí os dejamos una bonita selección de tiendas para visitar y si los queréis ver a todos juntos, pasad este fin de semana por la estación de Chamartín (del 18 al 21 de octubre). Algunos se nos quedaron fuera, por falta de tiempo, que no de ganas.

Empezamos por La Brocanterie, atendida con todo el encanto del mundo por Francisco y Peter (y su traviesa Jack Russel). Lo tienen todo y todo muy bien puesto. Que queréis letras, pues letras; mapas, ídem; globo terráqueo, of course; Tolix, faltaría plus. Hasta un chester verde oliva (que no quiero que miréis mucho por si me da una ventolera y me lo quedo).

La letra con sangre no entra. Mejor aprender el abecedario tocándolo y mirándolo.

Llevan poco tiempo -algo más de un año-. Lo justo para traer aire fresco a nuestro quartier más retro. Situada en la esquina de la calle Santa Ana con Rodrigo de Guevara, este magnífico local, alberga una gran cantidad de objetos, muebles y lámparas de diferentes épocas, pero siempre poniendo el acento en lo más «hot». Si el AD es tu Biblia, esta va a ser tu segunda casa.

“¿Qué luz es la que asoma por aquella ventana? ¡Es el Oriente! ¡Y Julieta es el sol! Amanece tú, sol, mata a la envidiosa luna».

Del club social del XIX, al salón del siglo XXI.

Para imitar caseramente a Galileo o elegir a dedo el lugar de las próximas vacaciones.

Un amor.

Seguimos con la nueva ola y nos acercamos hasta La Recova. Allí África, con toda su simpatía -que es mucha-, nos deja libertad absoluta para contemplar «la casa». Hasta un Seat 600 cabe en este templo del vintage. Mucho mid century, lámparas, espejos y objetos para hacer un «Cuéntame» en cada rincón.

¿Alguien se acuerda de aquello de marcar girando la rueda? Molaría hacerlo otra vez.

Está claro que el sol brilla por todas partes.

Los años 50 han vuelto con fuerza. Es más, nunca debieron irse.

Letra y cristal. Bonita combinación.

De La Recova, a Reno. Por aquello de que empiezan por la misma letra y porque el mid century les toca también. Pero en este caso con aire nórdico, holandés y alemán. La tienda posee una parte de atrás inmensa -que Alfonso, el dueño, nos invita a visitar-, cuajada de estilosos muebles de diferentes nacionalidades, enmarcados en los años 50 y 60. Especial atención hay que prestar al techo y las paredes por la selección de lámparas y espejos de la época.

Sillon Folke Ohlsson con reposapiés de 1960, silla holandesa de 1950 sobre el aparador y en primer plano, silla para niños de Alvar Aalto de 1935.

Si la necesidad es conseguir una buena pieza de mid century con un punto nórdico, habéis llegado al sitio apropiado. Buscad y encontraréis. Y por supuesto, también tendréis un chester, letras y alguna sorpresa más.

Dorada: lámpara Hans Agne Jakobsson, Suecia, 1960.
Azul: lámpara danesa de metal lacado, 1960.

La trastienda de RENO.

Cruzamos la calle Mira el Río Alta, porque el vecino de enfrente también nos interesa. Non Vacui. Antonio (su mujer Ana no está hoy) nos deja hacer. El local es pequeño, pero ya sabéis lo que dicen sobre las esencias. Aparadores mid century, porcelana alemana de los 60, 70 y 80, teléfonos de ciencia ficción y afiches con fotogramas de Woody Allen. Mucho detalle, porque en ellos está siempre el gusto.

Butaca y mesa alemanas de los 50-60, espejos sol, fotogramas antiguos y porcelanas.

Haciendo la «guerra fría» Mesa alemana de los 60. Sobre ella el teléfono Genie, comercializado por American Telecommunications en EEUU, en la misma época.

Ya lo vimos en Decoracción, pero nos sigue gustando: Teléfono Sculptura, conocido como «donut». Diseñado por Donald M. Genaro y comercializado por Western Electric en EEUU a mediados de los años 70.

Por seguir en la misma calle entramos en el paraíso de Odalisca 1900-1950. Hablamos con Lola, que me dice que de nueva nada, que ella lleva en esto 20 años. Nueva la tienda. La otra, está en las Nuevas Galerías (Ribera de Curtidores, 12). Pero sí que está en la onda. A pesar de su especialidad en Decó -el pobre tan abandonado en los últimos tiempos- la selección en Odalisca abarca piezas de la primera mitad del siglo XX y otros enseres que al gusto de su dueña se antojan. Ved y mirad: mid century, cristal, mueble Art Decó, carteles industriales y un largo, pero largo, etc.

Flores de cristal alemán de los 60. Bonito jardín.

Con este juego para el zumo y los hielos, sólo nos falta el guateque.

Rarezas y objetología, una afición maravillosa.

Dejamos Odalisca, y por asociación de ideas nos vamos a Living Retro. Porque el Decó reina aquí también, aunque comparte casa con mil y una historias. Las dos tiendas situadas en las Galerías Piquer (Ribera de Curtidores, 29), emanan un bonito caos, de esos que atrapan, sembrado de mil semillas distintas. Los muebles y objetos decó están, pero hay que descubrirlos entre maniquíes, sombreros, tocados y estolas de plumas. Judith, la flamante propietaria de Living Retro, opta por una mezcla explosiva incluyendo en su género desde un abanico del siglo pasado, hasta un mueble industrial, pasando por un bolso de Loewe Vintage. Y ¿por qué no?

Para pasar la tarde entera si se quiere, analizando, mirando y disfrutando.

Presiento que Fred Astaire va a aparecer en cualquier momento.

Los ingleses solo pueden tener salero de esta forma. Sal y pimienta con bombín.

Cóctel de estilos.

Nos ha gustado tanto la pared de espejos sin marco, que dejamos un macro.

En las mismas Galerías Piquer, en la planta de abajo, nos refugiamos en Barataria. Gonzalo posee una ínsula irreverente y provocadora que se esfuerza por huir de las etiquetas. Lo mismo es adecuado un sillón chester que una oda a Burt Simpson en forma de escultura. Chandeliers imposibles, felinos de escayola, algo industrial, algo azul, algo viejo y nada nuevo, por favor.

Al otro lado de la Ribera de Curtidores, nos vamos a The Point (Nuevas Galerias, Calle Ribera de Curtidores 12, Tienda 54). La tienda de José Sousa tiene una gran puesta en escena. Nórdico, Centro Europeo y producción española, donde el mueble industrial y de oficio brilla con especial intensidad.

La mesa que nos enamora. Madera vista y sillas de diferentes familias. Y una Tolix de buen pedigree que no podía faltar a la fiesta.

Como segunda alternativa, otra composición.

Una palabra adecuada para referirse a The Point.

Para acabar salimos al mundanal ruido por la calle López Silva y antes paramos en el número 3. A trozos, un bonito y sinuoso bazar donde hay casi de todo. Una inmensa colección de lámparas de muy diferentes estilos, juguetes, Decó, mid century y hasta una máquina de café industrial. Pasen y vean, y por favor, no se vayan con las manos vacías.

Camarera y revistero para ambientarse en otra época.

Melange de aquí de allá. Lo mejor para llenar una estantería.

¿A qué jugaban nuestros padres? No es una pregunta capciosa, es sólo para que descubráis toda la trastienda de A trozos y paséis un buen rato.

Aquí lo dejamos. Nos faltó la visita a La Europea y a Vintage 4P, que justo ese día no estaban abiertos. Otra vez será. Y lo dicho si os gusta el vintage en cualquiera de sus formas del 18 al 21 de octubre, en el ático de la Estación de Chamartín I Love Retro os espera. De 10 a 21 horas.

I Love Retro.

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Llega el esperado momento. I Love Retro vuelve. Después de la gran acogida por parte del público, que tuvo la edición anterior, había que repetir. Y en esta ocasión también estará El Oficio. Los mentores de Taller y medio (de ahí venimos), vuelven a desplegar todos sus encantos en la feria de la decoración vintage más chic y multitudinaria.

Como están de montaje, no tenemos las sorpresas al completo, pero os dejamos las fotos de la pasada edición para ir haciendo boca. Mid Century, objetos retro, letras, detalles de otro tiempo y muchas ganas. Todo de la mano, o más bien el ojo de Asier Rua, fotógrafo de interiores, y hacedor de lujo para esta ocasión.

El Oficio os espera A partir del jueves 18, hasta el domingo 21, en la 2ª Feria I Love Retro. Horario de 10’00 a 21’00 horas en las naves de la Estación de Chamartín. Allí os esperan.

Reportaje fotográfico de Asier Rua.

Decoracción 2012. Pasado por agua.

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Una lástima que el tiempo no haya acompañado esta nueva edición de la siempre apetecible Decoracción en el barrio de las Letras. Entre la crisis que nos asola y los desiginos metereológicos, la feria se ha quedado un poco vacía. Pero que nadie se desanime, el lado bueno, es que este domingo por la mañana también abren, a pesar de no estar previsto. Así pues, mañana a madrugar un poquito y disfrutar de un plan decorativo, brunch por el barrio y sol, según pronóstico del INM.

Mid Century, industrial y letras en Va de Retro.

Este año, menos muebles, mucho mid century, industrial y letras para exportar. La moda marca el paso. La mayoría de los puestos ofrecen gran cantidad de objetos decorativos pequeños y algún mueble, que es más parte del espectáculo que de la posible venta. Como siempre, todo bonito, escogido y deseable.

Mid Century en Reno.

Lo que más gustó: los puestos de Va de Retro y Reno.

Lo más original: los cojines de sacos de semillas de Passage Privé.

Lo más divertido: el teléfono Donut de Non Vacui y los enanos vistos en Marita Segovia.

Cojines-saco. Lo más original en Passge Privé.

¿Teléfono amarillo? Volamos hacia Nueva York. En Non Vacui.

Cotilleando sobre Blancanieves. En Marita Segovia.

La visita fue rápida. Últimamente no parece que nos sobre el tiempo. Así que disculpad la parquedad de palabras. Esperemos que aunque estas imágenes no valen más que mil palabras, os hagáis una idea del asunto. Sin artillería pesada pero abundando en las delicatessen y los detalles, esta edición de Decoracción sigue mereciendo un paseo.

Tintín en Modernario.

Jardín secreto, shabby y british en la puerta de Tosca.

Melange de aquí y de allá en Candelabro.

Cajas vintage y estrellas para esta navidad en Madrid in Love.

La oficina en Va de Retro.

Con un contador del gas, una cámara vieja y una lata de aceite se puede llegar lejos. En Marita Segovia.

Mesas psicodélicas en Non Vacui.

Barbies escaladoras. Intervención en Koala de los arquitectos Iñigo Esparza y Sara Arroyo.

Instalación de la Escuela de Diseño IADE en el hotel Vincci Soho.

Instalación en Cosmen y Keiless.

Si apetece, lo dicho. Mañana, domingo 30, es vueestra última oportunidad hasta el año que viene.
Saludos!!

El estilo inglés a través del cine II.

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Avanza el siglo XVIII y la moda cambia. Al igual que en Francia el rococó dejó paso al neoclásico, en la tierra de su graciosa majestad -a la contra de su augusta manera de llevar siempre la contraria- pasó exactamente lo mismo. Así, el gusto se fue afinado y refinando, para arrinconar los excesos palladianos y todo lo anterior. La moda es una señora muy inestable, ya sabéis. Dicho esto y sabiendo el intenso furor por lo clásico, que provocó el descubrimiento de Pompeya y Herculano, los estetas del momento se dejan llevar. Así, entran en el plano Robert Adam y sus hermanos, con el estilo de su mismo apellido.

Suponemos que durante su estancia en Italia, Robert Adam absorbió toda la iconografía de los grutescos clásicos. Casi que podríamos decir que los copió… perdón, homenajeó, en todas y cada una de las casa que decoró y construyó. Más abajo la prueba del delito. A la izquierda, grutescos de la Domus Aurea en Roma, a la derecha los diseños a la etrusca de Adam en Osterley Park -fantástica mansión inglesa en la que se rodó alguna escena de The young Victoria, The duchess y The Dark Man rises -título, este último, muy lejano a nuestro tema-.

Casi como dos gotas de agua. Fuente: Classical Tradition e Historia del mueble.

Aunque ya alejado de la época Adam, este interior de «Orgullo y prejuicio» despide cierta pátina de los hermanos escoceses. No en vano, la mesa de la derecha es muy similar a la «pier table» de Adam y no falta un pedestal y rosetas con motivos clásicos de la pared. Eso sí, las sillas son de Hepplewhite y la mesa Regencia. Caprichos de la dirección de arte o herencias.

Mesa «pier» de los hermanos Adam. El término pier se usa para referirse al pilar intermedio entre dos ventanas o puertas en el muro. Fuente: English Georgian.

Mientras el arquitecto se dedicaba al diseño de interiores de grandes y lujosas mansiones, abonando con consolas, pedestales y elaborados espejos todo el terreno, dos nombres de diseñadores y ebanistas salieron a su encuentro. George Hepplewhite y Thomas Sheraton, se convirtieron en los traductores del estilo Adam a la industria del mobiliario. El primero en boga durante los años 80 del siglo XVIII y el segundo en los 90.

El estilo Hepplewhite.

Con la publicación de The Cabinet-Maker and Upholster Guide en 1788, siguiendo el camino ya abierto por Chippendale, George Hepplewhite aglutinó más de 300 diseños del final de la época Georgiana. Aunque, todo hay que decirlo, no fue el quién lo publicó, sino que lo hizo su esposa a la muerte del mismo. A pesar de no avanzar con grandes novedades, sus elegantes diseños quedaron para la posteridad. La silla con respaldo de escudo, sin in más lejos, se ha convertido un clásico que nadie se cansa de ver.

Fuente: Lauren Dugger.

Sillas con respaldo de escudo en esta escena de «La Duquesa». Ralph Fiennes, más frío que un Calippo le entrega comprometidas cartas a Keira-Georgina, alias reina de los corsés.

Los hermanos Bingley y el siempre atribulado Mr. Darcy haciendo uso y disfrute de las «shield back chairs» en «Orgullo y Prejuicio».

Ambas historias se separan unos 30 años en al línea temporal. En el caso de  «La Duquesa», son de plena moda, pues corre el año 1780 aprox. En «Orgullo y Prejuicio» andamos por 1813, siendo fieles a la fecha en la que fue escrito el libro y aquí ya serían consideradas vintage para la época.

Fuente: Gary Sullivan.

La forma y la decoración del respaldo se puede encontrar en muchas aproximaciones diferentes. Fuentes: Alden Parks, Titchmarsh & Goodwin, Brights of Nettlebed, Norris Home Furnishsing y Gary Sullivan.

Dibujos extraídos de The Cabinet-Maker and Upholster Guide. Una invitación para jugar a las siete diferencias.

Otro de los diseños popularizados por Hepplewhite: la spider-back chair o silla con respaldo de tela de araña.

Sillas de respaldo cuadrado de Hepplewhite, fácilmente confundibles con los primeros diseños de Sheraton. Fuente: Cottone Autions.

Las patas son rectas en ambos diseñadores. Pueden aparecer ahusadas y acabadas en spadefoot (pie de pala) en el caso de Hepplewhite y redondeas, cilíndricas y a veces rematadas en bronce en Sheraton. Los respaldos de Sheraton suelen ser cuadrados o rectangulares, a excepción del que tiene forma de escudo, en el que mientras Hepplewhite dibuja la parte superior con el escudo continuo, Sheraton, lo hace con un pequeño quiebro en los laterales. Los motivos Hepplewhite: príncipe de Gales, espigas, rosetas, frutos y tallados abundantes. Sheraton: urnas, guirnaldas, flores y follaje.

Arriba, armazón de sillón de orejas de Hepplewhite. Abajo reproducción de Ralph Lauren. Fuente: HL Chalfant y Ralph Lauren.

El extenso catálogo de muebles de Hepplewhite, tan variado como el del Sheraton, incluye todas las piezas imaginables. Mesas, mesas auxiliares, escritorios, cómodas, camas, veladores, pedestales y camas. A veces es difícil distinguir entre ambos estilos y ver las diferencias o influencias de los hermanos Adam en ambos dos. La cercanía en el tiempo hace que se mezclen invariablemente características de unos y otros.

Escritorio de caoba de finales del XVIII con marquetería floral y tiradores de latón. Fuente: Ronald Philips.

Original tocador de caoba y palo satinado con espejo escamoteable. Fuente Masterart.

Escritorio de tambor en caoba y palo satinado de 1785. Fuente: The British Antique Dealer’s Association.

Cómoda serpentina (curvada o barrigona) al estilo francés de 1780. Fuente:The British Antique Dealer’s Association.

Sofá americano basado en uno de los diseños de Hepplewhite del The Cabinet-Maker and Upholsterer’s Guide. Fuente: Hampton National Historic Site.

Diseños del The Cabinet-Maker and Upholsterer’s Guide de Hepplewhite.

Reparando en el sofá, diremos que antes de la Revolución Francesa era una cosa de ricos muy ricos. El pueblo no tenía tiempo para disfrutar de las comodidades, puesto que su vida se reducía a trabajar y dormir. No es que la cosa haya cambiado mucho, pero ahora casi todos tenemos un sofá donde aplastarnos entre el trabajo y la cama, para caer bajo el hechizo del televisor -tanta revolución para acabar igual de apoltronados que el mismísimo Luis XVI-.  La palabra «sofa» está tomada del francés aunque es de origen oriental (suffa: cojín) y primigeniamente era un espacio de madera sobre-elevado con muchos cojines para acomodarse.

Como veremos a continuación en el estilo Sheraton, la tendencia neoclásica es la clave de sol de este tipo de mobiliario. Formas simples y depuradas, motivos clásicos en la decoración y un apunte de funcionalidad que nos llevará poco a poco hasta la producción industrial. No obstante, la labor de diferenciar ambos estilos, a veces es complicada, puesto que ambos ebanistas fueron contemporáneos y en el caso de Sheraton se dejan notar influencias de Hepplewhite en su primera etapa.

El estilo Sheraton.

Al igual que su colega, Thomas Sheraton publicó su catálogo de muebles para sentar cátedra. The Drawing Book, The Cabinet Dictionary y el inacabado Cabinet-Maker, Upholsterer and General Artist’s Encyclopaedia reúnen todo su saber y creaciones. Quizás sea, el estilo Sheraton es el más cercano al neoclásico francés. Sus sillas, sillones y sofás tienen un marcado corte imperio en muchos de los diseños, aunque en otros casos, siguen más, la delgada línea entre Chippendale y Hepplewhite. Al principio sus diseños eran esbeltos y ligeros, pero posteriormente y debido a la influencia del Directorio Francés y del estilo Imperio, las formas se fueron haciendo más pesadas y la decoración más profusa.

Sheraton vuelve a la moda del respaldo cuadrado, muy en la línea de las sillas góticas o chinescas de Chippendale. Fuente: Ruby lane.

Entre las escuela inglesa y el Imperio. Multitud de aproximaciones, derivaciones y reproducciones del estilo Sheraton en el tema silla. Fuentes: Antiques.com, Era Interiors, Mckenzie Gallery.

Diseños de respaldo de Sheraton de su Drawing Book. La silla en escudo promocionada por Hepplewhite también aparece, aunque con el borde irregular.

En estos fotogramas de «Emma», «Mansfield Park» y «The Young Victoria» podemos apreciar diferentes sillas, divanes e incluso una mesa de tambor de estilo Sheraton, aunque en algún caso, pueden ser Regencia sin ir más lejos. En la última imagen, el «window seat» tal vez sea un caso de uno u otro estilo, y en el mismo plano, las dos sillas que flanquean a Gwyneth Paltrow bien podrían ser fruto de la fantasía Hepplewhite, Chippendale o contemporáneos menos famosos.

Diferentes mesas Sheraton en caoba y palo satinado. Líneas rectas y esbeltas, marquetería con diferentes tonalidades para los volúmenes y una clara influencia neoclásica. Fuente: The British Antique Dealer’s Association y Bonin Ashley.

Escritorio de caoba, palo satinado y boj. Circa 1780. Fuente: The British Antique Dealer’s Association.

Caoba, ébano y boj para esta cómoda con tiradores de latón con leones esculpidos. 1770-1780. Fuente: The British Antique Dealer’s Association.

Lo dejamos aquí. La época victoriana, la reservamos para otra ocasión. Y próximamente, con nuestra particular máquina del tiempo, volveremos a los siglos XVI y XVII, pero esta vez en Europa. ¡Hasta entonces!

Orgullo, prejuicios, sentido y sensibilidad. El mueble inlgés a través del cine. Parte I.

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Como si de una hazaña imperialista se tratara, vamos a tratar de abarcar dos siglos de historia a través del ojo cinematográfico, de todo el mobiliario que la blanca Albión fue sembrando desde 1700 hasta el final del período victoriano. Como podréis imaginar, el campo fílmico es abundante y variado, aunque reina de forma indiscutible, el mundo Jean Austen y sus alrededores. No afiléis los colmillos todavía, puesto que antes de llegar al señorío del romanticismo, tenemos otras frutas más ácidas y salvajes que probar.

El reto: después de leer este post y el siguiente, os invitamos a identificar los muebles que aparecen en cada fotograma. Pincha en la imagen para ampliar.

El estilo Reina Ana.

En los albores del siglo XVIII asistimos al nacimiento del estilo Reina Ana, deudor de nombre de la misma reina que sirvió a Inglaterra desde 1702 hasta 1714. Dicho estilo sentaría las bases para el posterior período Georgiano y corre en paralelo al barroco tardío que dominaba en europa. De hecho, algunos autores denominan este estilo como «Late Baroque». En Francia, nos encontramos en los últimos años del reinado de Luis XIV, el cual pasó a mejor estado en 1715, dando paso al período de la Regencia. Para aclarar un poco la ordenación cronológica de los estilos ingleses, dejamos un cuadro, que esperamos sea explicativo. Y si no ya lo iremos desmenuzando poco a poco.

Volviendo al estilo Reina Ana, nos encontramos con muebles sobrios y elegantes que aúnan pinceladas hermanadas con el rococó, como la pata cabriolé, con líneas y decoraciones más sencillas. Este tipo de mobiliario era el usado en las casas de campo de los nobles ingleses, cuya vida social se había adaptado mejor a las mansiones y castillos de la campiña inglesa que a la corte urbana -a quién no le gusta tener un chalet en el campo, sobre todo si disfrutas de 1000 metros cuadrados de mansión y unas cuantas hectáreas de jardín-. Y por primera vez, se empezó a mostrar interés por la decoración, hasta el punto que los propios arquitectos realizaban proyectos completos que incluían el diseño de interiores y los propios muebles.

Fotos de The Red List, FanPop y fondos propios.

El mueble más característico del estilo Reina Ana es la silla de comedor con respaldo curvo y pala central. Las patas cabriolé rematadas en bola, garra, rodete o pata de león, a menudo se decoraban también en la parte superior con conchas o cabezas de animales. De esta silla, derivan los sillones del mismo estilo con brazos curvos. Hasta 1720 el mueble inglés fue realizado en nogal, pero empezó a escasear y a partir de esa fecha y con la abolición de los impuestos a las exportaciones de madera de las colonias, la caoba se introdujo en Inglaterra como el material por excelencia en la realización de muebles. Bella y resistente, este tipo de madera era ideal para tallas elaboradas.

Sillas Reina Ana. Fuente: Stenton.

En segundo plano el armchair Reina Ana con tapicería bordada en lana. En primer plano el sillón de orejas con tapicería de seda. Fuentes: Richard Rothstein y Live Auctioneers.

En la siguiente imagen podemos observar diferentes ejemplos de asientos Reina Ana en películas de ambientación histórica. Un sillón de orejas que sirve a la cogorza mayor de un desolado Barry Lyndon, diversas sillas de respaldo curvo para sostener las pesadumbres de Elinor Dashwood (Emma Thompson) y las tensas sobremesas de la familia postiza de Becky Sharp (Reese Witherspoon) en «Vanity Fair». Observando la ambientación de todos estos films de ambientación british, vemos como cada casa acumula todo el sabor de los años anteriores, por eso no es raro que convivan en el misma mansión diferentes estilos: una silla reina Ana en el despacho y un comedor con sillas Chippendale. La herencia, sin duda, es algo que se valora.

De izquierda a derecha y de arriba a abajo, fotogramas de Barry Lyndon, Mansfield park, Sense and Sensibility, Mansfield Park, Emma, Sense anad Sensibility y Vanity Fair.

Seguimos con el resto de piezas más emblemáticas de este estilo, y destacamos la Tilt Top Table o mesa abatible, que lo mismo vale para el té de las cinco, para una partida de Whist -el padre del Bridge- o como pantalla de chimenea. Este tipo de mesa es muy común durante el siglo XVIII y las encontramos en diferentes tamaños, algunos tan grandes, que incluso se usan como mesa de comedor hasta para ocho comensales.

Mesa abatible de tapa redonda. En el detalle, podemos observar el mecanismo. Fuente: Wakefield Scearce.

En el inventario de la época, podemos incluir otras mesas plegables con dos hojas abatibles, la cómoda y la doble cómoda, el bureau con tapa abatible, las mesas de juego y el tocador.

Cómoda de nogal de 1705 estilo Reina Ana, disponible por valor de 21.000 libras en Richard Gardner. Diréis que es caro, pero aguantar así de flamante más de 300 años tiene su valor.

La mesa multifunción: ideal para servir el té y para la partida de cartas. Fuente: Live Auctioneers y Gary Sullivan.

De arriba a abajo y de izquierda a derecha, mesa de juego cuadrada en Barry Lyndon, mesa de comedor plegable en Sentido y Sensibilidad, mesa abatible con trípode y mesa de juegos plegable en Mansfiekd Park.

Doble cómoda con tapa en la parte superior, realizada en nogal. En otras combinaciones, las podemos encontrar con cajones vistos en la parte superior. Fuente: Van Nie.

Bureau de nogal con tapa abatible que nos muestra la distribución de cajones y apartados para la escritura y correspondencia. Fuente: Millington Adams.

Raro ejemplo de tocador estilo reina Ana, realizado en arce atigrado y de origen americano. Fuente: Gary Sullivan.

Si bien en otras ocasiones, la película tratada era un muestrario del estilo que tocábamos, esta vez no es el caso. Lo cuál complica más guiar al ojo a la hora de ver un film de estas características. Por eso, haremos algunas recomendaciones cinéfilas para aquellos que sientan la imperiosa necesidad de zambullirse en los «period films» más british de los últimos años. Y por empezar, lo hacemos con la más antigua de las películas visitadas: Barry Lyndon.

Basada en la novela de William Makepeace Thackeray, el film de Kubrick, estrenado en 1975, sigue siendo una obra maestra en el tratamiento fotográfico. Rodada íntegramente con luz natural en los exteriores y velas en el interior, desafió la paciencia de los actores que debieron sudar la gota gorda embutidos en el vestuario de época, maquillados por Agromán y con doscientas velas apuntándoles a la pupila. Si a alguien le parece que a veces Ryan O’Neil y Marisa Berenson padecen de ataraxia, que no se equivoque, puesto que, debido a la maravillosa apertura de diafragma de la cámara usada 0,7, apenas si se podían mover. Cosas del genio. Al margen de los sufrimientos del cast, el resultado es un cuadro por fotograma.

Más fotogramas en Scott Chandler.

La dirección artística de la película nos obsequia con diferentes estilos a lo largo de los 183 minutos. Reina Ana, Chippendale, Luis XV, e incluso mobiliario inglés anterior al XVIII. Un reto para quién desee hacer el catálogo de mobiliario de todo el film.

Aunque el estilo Reina seguirá de moda, tiempo después de la muerte de la monarca y tendrá gran difusión en las colonias Americanas, las veleidades del gusto se encargan de traer el perfume del rococó hasta las islas. Eso sí, el filtro de exigencia y patriotismo que los británicos le ponen a todo, hace que los excesos del estilo se moderen y se genere un estilo muy distinto al francés. Sólo se ven algunos ejemplos de locura y rocaille en casos excepcionales como los de los tallistas Matthias Lock y Thomas Johnson. Casi como primos hermanos ambos diseñadores desarrollaron un gusto exacerbado por el barroco dotándolo de elementos orientales y fantasías animales de todo tipo.

De arriba a abajo y de izquierda a dcha.: Johnson, Espejos de Lock, rocaille y espejo de Johnson, mesa de Lock y diseño de Johnson. Fuentes: Metropolitan Museum, Wikipedia, Rait Antiques.

El estilo Chippendale.

Pero el verdadero triunfador a partir de mediados del siglo XVIII es Thomas Chippendale, cuyo apellido gracias también a la colaboración de su hijo, se extendería hasta casi el siglo XIX. Diseñador, ebanista y comerciante, Chippendale creo un estilo propio con dosis de otros muchos. Su tienda de Londres abastecía a las clases acomodadas de la ciudad, no sólo de muebles, también instalaban cortinas, empapelaban paredes y funcionaba casi como un moderno estudio de interiorismo. En 1754 publica The Gentleman and cabinet-maker’s director, el primer catálogo de muebles de la época, realizado como publicidad y convertido en biblia de comerciantes y diseñadores.

Se puede disfrutar del catálogo completo en la Biblioteca virtual de Patrimonio Bibliográfico.

De este estilo, podremos encontrar numerosas variantes evolucionadas de la silla reina Ana, con más o menos ornamentación, y como novedad, cierta inspiración oriental en las decoraciones.

La pala central del estilo Reina Ana se estiliza y se cala con elegantes formas de celosía. La pata cabriolé se mantiene. Fuente Old Plank Road.

De arriba a abajo sillas Chippendale en La joven Victoria, Emma y Sentido Sensibilidad.

Las influencias orientales y góticas se dejaron notar también, en los modelos Chippendale, que no ajeno a los gustos del imperio, incorporó elementos chinescos en algunas de sus creaciones, no sólo en sillas como veremos más adelante. Por eso es normal encontrar en los muebles de la época motivos chinos como pagodas, dragones o miniaturas de estilo asiático.

En estas piezas se añade además la imitación a la caña de bambú en las patas. Fuente Feel The Home.

Respaldo en tela de araña y remate con techo de pagoda para estas dos sillas de brazos de estilo Chippendale. Fuente Masterart.

Más Chippendale de secundario: Arriba detalle de Sentido y Sensibilidad, en el medio sillas de estilo oriental en el mismo film. Abajo, Barry Lyndon.

En la variedad estaba el gusto, al menos para el señor Chippendale. Orientalismos, inspiración gótica y clásicos que nunca mueren. Fuentes: Susan Silver, V&A, Ziereing, Millington Adams.

Además del extenso catálogo de sillas que Chippendale fabricó a lo largo de más de 50 años, hubo otros muebles emblemáticos de la casa, donde el influjo de oriente se impuso, en ocasiones hasta el exceso.

En esta excepcional auxiliar, podemos ver la exquisita talla que sólo la dureza y flexibilidad de la caoba, permite. Fuente: Master Art.

El gusto por la chinoiserie se potencia durante el siglo XVIII, como ya vimos en algunos ejemplos del estilo Luis XV. Policromías o taraceas sirven de método a exquisitas representaciones de motivos orientales. En el caso de los aparadores o cabinet chippendale que vemos más abajo, el orientalismo viene dado por las formas de pagoda y las celosías de los cristales.

Esta esplendida pieza es el Cabinet Kenure. En la imagen, lo vemos preparándose para subasta, listo para alcanzar los 4 millones de euros y colocarse como la pieza de mobiliario inglés más cara de todos los tiempos. Fuente: Sulekha.

Otro delicado ejemplo del mismo estilo. Caoba, circa 1750. Fuente: The David Collection.

Los excesos del rococó se sienten. Fuente: Study Blue.

Hacemos una pequeña parada, para que podáis digerir toda la información con tranquilidad y volveremos en el siguiente post con los hermanos Adam y el neoclasicismo reflejado en su estilo y el de George Hepplewhite y Thomas Sheraton. para ir ambientándose, un visionado a la almibarada comedia romántica de Jean Austen, Orgullo y Prejuicio, en la versión de Joe Wright de 2005, protagonizada por Keira Knightley y su perpetuo fruncido de labios decimonónico.

See you later.

Bibiografía: Historia dibujada del mueble occidental de Phyllis Bennett Oates.

Taller de fin de curso.

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Finales de curso, calor de marte y trabajos que se terminan. No todos, claro. Esto es siempre un continuo. Pero para hacer una especie de resumen de lo que se ha cocido en las ultimas semanas, exponemos tres trabajos muy diferentes entre sí. Una silla reciclada 100%, unas mesillas nido patinadas a lo clásico y una silla de estilo Carlos X con una vuelta de tuerca.

Encontrada en plena calle, ignorante de lo que le esperaba, esta silla de madera de haya, venía de fábrica con una densa capa de barniz poliester, el cual ya podéis imaginar, costó mucho quitar. Lo bueno de esas fases, es que los biceps se tonifican mejor que en una clase de pilates.

La idea del asiento surgió de una de nuestras sesiones brainstorming, donde todos empiezan a decir lo primero que se les pasa por la cabeza y al final, a pesar del caos, nace una idea sólida. Idea, todo hay que decir, referenciada en el original trabajo de Piet Hein Eek. Sustituir el asiento de sky pasado de época fue poca cosa, comparado con la retirada de barniz. Tan solo, hubo que «sacrificar» una caja de vino y teñir cada tabla con una veladura de distinto color.

En otro terreno completamente distinto, se inscriben estas mesitas nido de los años 60. Para el lavado de cara, la madera de haya se ha decapado de forma ligera para después añadirle una mezcla de pintura artesana, preparada a partir de diferentes tonos de óleo en rojo. Después se ha desgastado y envejecido al gusto. Y para acabar un encerado para sacarle brillo.

Para terminar -por hoy- dejamos esta silla de estilo Carlos X de madera de haya, donde la restauración ha sucumbido, también, al reciclaje. La tapicería de sacos de café adornada con tachuelas antiguas le da esa nota irreverente, a la línea clasica de la Restauración -referida esta misma a la época del mueble y no al proceso-. Para la restauración de la silla, se realizó una limpieza y arreglo de fendas y grietas, barnizado con goma laca y acabado con cera.

Nos despedimos aquí, hasta la próxima ocasión. En la que esperamos no tardar tanto.

Bonne weekend!

Muebles de Beatriz Rincón, Concha García Nuñez y Laura Castillo.

Vintage Kid.

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La moda del vintage industrial que tanto nos gusta, sigue sumando enteros cada día. Y cada vez es más común, encontrar elementos de esta tendencia, en cualquier rincón de la casa. El lugar de los más pequeños no se libra de este canon, es más, lo santifica en extremo, en cuanto puede. De esta forma, los infantes del siglo XXI, reviven un mundo pasado -en ocasiones mejor- con bolas del mundo iluminadas, mapas de la tierra con olvidadas fronteras y sillas de pupitre para el conocimiento del medio. Nuestro viaje al pasado de hoy, nos lleva hasta los años 50, con esta silla de colegio de origen centroeuropeo. La licencia artística nos permite otros mapas y otros juguetes más o menos patrios.

Europa física, qué gran tema, cuando no tienes otra cosa mejor que hacer.

La silla es de madera de haya (patas y estructura). La chapa del asiento y del respaldo es de fresno. Para la restauración del mueble, se han levantado capas de historia, matemáticas y geografía a base de lijado intensivo. Después se ha recuperado el color del asiento con acuarela y se ha aplicado un ligero barniz con trapo para proteger el color y la superficie.

Qué difícil es ser un niño modelo…y qué aburrido.

Para inspirarnos y acertar, dejamos algunas referencias de Decora tu alma, The Boo and the Boy y Loft in Soho. Sillas y pupitres antiguos, camas de hierro, mapas antiguos y juguetes de abuelo. Todo en una paleta de colores variable según el gusto de cada uno. Fiel a la época, nórdica o shabby. La imaginación tiene muchos caminos en este pequeño planeta.

¿Estáis pensado en darle una vuelta al cuarto de los niños? Es una idea recurrente y siempre en proceso, con lo cual admite todo tipo de cambios, arreglos y nuevas genialidades por parte de mamá y papá. Los pequeños habitantes quedarán encantados con el resultado final, mientras haya lo que se necesita para ser un niño, libertad, juguetes y mucho sitio para inventar.

«Por si no tenía bastante con el mundo en castellano, ahora van y me lo ponen en japonés. De ahí mi cara de mosqueo».

Grandes planes para un futuro inmediato.

Si tenéis ganas de «estudiar» el mundo vintage para niños, podéis empezar por esta silla, en nuestra tienda. Nos vemos pronto, con trabajos de fin de curso, cine y mueble y más vintage.

Saludos!!!

En ningún sitio como en Casa…Decor.

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Como todavía somos recientes en esto del blogging decorativo, aún no habíamos tenido ocasión de postear para Casa Decor. Pero este año, había que ir. Y allí estuvimos. Casa Decor 2012, plaza de España, sol de media tarde arrebujado entre nubes de intenso bochorno y gran gentío ensimismado ante tanta maravilla. Como una pequeña Maison&Objet, el espacio, más asequible en cuanto a metros cuadrados, no decepcionó y aunque lo vintage -nuestro caramelo preferido- apenas si se veía, el conjunto resulta agradable y muy entonado en líneas generales. En los detalles, lámparas, rincones y composiciones sobresalientes que aquí dejaremos ver.

Subiendo hasta la primera planta, encontramos el hall teatral de Rosa Urbano y Gabriela Pfingsten. Preside el chandelier Marie Coquine de Philippe Starck.

Después de esta calurosa bienvenida, nos adentramos en los diferentes ambientes de Casa Decor 2012. El primero en asaltar nuestras interjecciones exclamativas es el estudio planteado por Adelá Cabré. Equilibrio clásico para un interior sobrio y depurado.

Y a dos pasos, la cocina moderna y ecléctica de Ricardo de la Torre. Palés a modo de estanterías, patos color de huevo y sillas Luis XVI con tapizado de pata de gallo, se acomodan sin pelearse en ningún momento.

La siguiente puerta que se abre es la de Proyectos Carrillo. Las dos hermanas superan la cuota de visitas normal y casi hay que pedir vez para visitar el baño. Las vistas al Palacio, la bañera en ventana, la chaise longue y el chandelier compiten para ganarse una larga mirada.

En el salón, un espacio cultivado. Rincón de lectura, de sueño ligero, de sentirse importante a las tres de la tarde. Butaca señorial, librería y detalles étnicos para dejarse llevar por un libro. El corazón de la tinieblas, podría ser.

Para continuar por esta línea de geometrías y formas sencillas, subimos a la segunda planta para visitar los interiores de Marisa Fuertes, Erico Navazo y Marisa Gallo.

La fórmula mágica para combinar un canapé Luis XVi con unas sillas Bertoia.

En la ventana, un caballo de tiovivo retirado, que nos hubiéramos llevado a casa, sin dudar.

Despacho de Erico Navazo. Un espacio como éste, ordena las ideas nada más entrar.

Entrada de Marisa Gallo. Biología y geometría para recibir.

En la misma planta, nos deja con la mandíbula dislocada el trabajo de Luis Puerta con el concepto cuarto de baño. Para una contemporánea Agripina, sea quizás un largo camino salvar la distancia entre la bañera y el lavabo, pero en los sueños los metros cuadrados no existen.

En otra clave, más cercana en el tiempo, los baños de Carmen Barasona y el de Luis García Fraile, tampoco dejan tranquilo el hipotálamo y las emociones se empujan unas contra otras. «Lo quiero moderno, muy moderno, pero con un mural de teselas…no lo quiero inglés con espejos retro y grandes esculturas…me cabe ese caballo? Podría hacer obra y tirar tabique…o no?

Por cambiar un poco el tercio, dejamos en vuestro camino el espacio chillout de Ignacio García de Vinuesa para el Canal DeCasa. Relax de inspiración árabe, con luces tenues y divanes de las mil y una noches.

En el terreno de los espacios dedicados a instituciones y proveedores que colaboran en esta edición de Casa Decor 2012, nos quedamos con tres perlas para amenizar la tarde. La Fundación Pardo-Valcarce, la escuela IADE y la psicotrópica instalación de Clorofila Digital.

Esta cómoda que tanto nos recuerda a los diseños de Fornasetti, ha sido realizada en los talleres de la Fundación.

Siendo nosotros tan amantes del vintage, lo retro, lo antiguo y lo bucólico-pastoril, nos quedamos encantados con el espacio de Virginia Albuja y José Luis Navarro, de Vastudio. Esto, como aperitivo para el despliegue de Ikea en la última planta, en la que a punto estuvimos de quedarnos a vivir.

Maniquí de La Factoría Plástica, en el interior creado por Virgina Albuja y José Luis Navarro.

De camino a las alturas, la escalera ya anuncia el terreno familiar. Las glándulas salivares se alteran y las pupilas se dilatan.

La entrada al universo del gigante sueco en Casa Decor 2012, no puede ser más alentadora. Un pequeño salón-cocina donde los detalles se esfuerzan por dar el do de pecho de forma individual. Todos los elementos expresan un movimiento coordinado y la sensación de que la imaginaria dueña de la casa pueda aparecer en cualquier momento, no nos deja ni un minuto.

El palomar, como antaño se decía, alberga la habitación con más encanto de toda la edición (comentario éste, totalmente subjetivo). La cama, digna de una princesa con muchos pájaros en la cabeza, se sujeta al techo con lazos blancos, de forma que el sueño se mece en brazos de Morfeo mejor que nunca.

Pincha en la imagen y asómate a la panórámica 360º.

Después de este petit choux de fresa y nata que ha subido nuestras calorías decorativas por las nubes, bajamos a toda prisa para no perdernos el bar-restaurante y el jardín interior.

Catering de Mallorca. Interiorismo de Virginia Nieto y Amelia Arán.

Para despedirnos, las vistas desde la última planta del palacete de la Real Compañía de las Minas Asturianas. ¿Suspiros? ¿Oímos suspiros?

Hasta la próxima edición de Casa Decor, que esperamos sea tan exitosa como ésta, y antes de marchar, dejamos nuestro agradecimiento para el departamento de comunicación y la organización, que nos dejó tomar las fotos para este post.

Galería de fotos completa en el Flickr de Taller y Medio.
Casa Decor hasta el 24 de junio. Plaza de España, 8. Todos los Días de 11 a 21 horas.

Luis XVI toma el té de las cinco.

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Pensando en posibles maridajes exóticos y como lógica continuación de nuestro «braseo» con el estilo Luis XV, la idea de un fauteuil Luis XVI, tapizado con la bandera de Gran Bretaña era la opción lógica para ser continuistas. Dicho y hecho. Aunque este caso, de las palabras a la materia van intensas sesiones de lijado, terciopelos italianos de importación y una Mariana Pineda que a punto estuvo de ahogarse con las diagonales de la Union Jack.

No vamos a negar la influencia del british style de los últimos tiempos, puesto que ya es difícil googlear y no encontrarse con algún invento customizado con la bandera de marras. Pero por eso mismo, porque algo tiene y a pesar de que Gibraltar tendría que ser español, nos hemos dejado colonizar aunque sólo sea un poquito. Total, tampoco es tan grave, la silla es de estilo francés, así que lo dejamos en el eterno reto entre capetos y plantagenets.

El fauteuil que nos ocupa es de estilo Luis XVI. Podemos observar las patas ahusadas sin el cabriolé del estilo Luis XV, que marca unas formas más limpias y minimalistas que las de su abuelo. En el periodo previo a la revolución, la intensidad del rococó acabó saturando los salones y las mente cortesanas; este hecho, sumado al descubrimiento de las ruinas de Pompeya y Herculano unos años antes, hizo que el estilo neoclásico dejase atrás con fuerza, los rocailles y las florituras. Denominado Luis XVI en su origen, y Directorio después de la revolución, alcanza su auge en los días napoleónicos, donde pasa a llamarse Imperio.

A veces nos ponemos romanticones…perdonad.

Para este impecable trabajo (no es que por decirlo nosotros así sea, sino porque no hay más que verlo), se ha retirado toda la pintura original de la silla con lijado, después de tener la pieza convenientemente desnuda y limpia, se ha aplicado un capa de pintura en blanco roto con trapo, a modo de pátina más o menos intensa. Para el tapizado se encargó la factura del respaldo a medida (debajo podéis verlo antes del grapado, con su patrón correspondiente). La pasamanería es trenzada en la parte de arriba y en el asiento lleva terciopelo.

Para curiosos, una nota. Lo de Jack, parece que no viene a cuento de ningún señor del mismo nombre, simplemente es como se llama a un determinado tipo de bandera de barco. La Union Jack se usó primeramente como enseña de la Armada inglesa durante el reinado de Jaime VI (1605), donde se unían Inglaterra, y Escocia. En tierra, cada reino mostraba su propia bandera (la cruz de cada uno de sus patronos). Hacia 1800, se crea la última versión que aglutina la Cruz de San Jorge (Inglaterra), la Cruz de San Andrés (Escocia) y la Cruz de San Patricio (Irlanda). Para saber más Union Jack Wiki.

Tan contentos hemos quedado con el experimento, que estamos pensando en reproducirlo en serie. ¿Hay quizás algún voluntario entre el público que quiera un trocito de Gran Bretaña en el salón?  Quizás no sea un fauteuil…¿una silla tal vez? ¿Un cabecero? La imaginación es libre y para este motivo, vale casi cualquier superficie.

Como despedida e inspiración, dejamos a Larry, el gato del 10 de Downing Street, en plan pasarela Cibeles, luciendo Union Jack sobre la mesa del consejo y la reina Moss más patriota que nunca.

Fuente: The Atlantic.

Kate Moss fotografíada por Mario Testino para Vogue 2008. Pantalones de Katie Eary.

See you later, que diría the Queen.

«Silla Nelson» realizada por David Fernández.

Fragmentos del XIX.

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Con nuestra particular máquina del tiempo, nos hemos ido hasta el siglo XIX y pulsando el botón “recicla y mejora”, hemos convertido estos fragmentos de marcos en un objeto decorativo de bella utilidad.

Piezas realizadas por Mar Romero.

Todos pertenecen a marcos dorados al agua con oro fino de 24k en la variedad pulido y mate, excepto el coloreado con pintura a la cola. De origen francés y datación del siglo XIX y excepto el que está el pintado, que pertencía a la puerta de boiserie de una farmacia madrileña.

Para inspirarse dejamos una muestra del maestro Féau & Cie Boiserie, encontrados en Trouvais. Bonito blog de vintage y antiguedades de estilo francés.

Solos o formando pareja o incluso todos juntos siguiendo la línea imaginaria de una composición, estos objetos funcionan en cualquier disposición. Sólo queda que vuestra imaginación decorativa los combine con otra cosa. El campo es libre.

Quién lo desee puede adquirir estas piezas en nuestra tienda.

Hasta pronto!

Uno para todas y todas para el azul.

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Muy lejos del efecto que produjo la caja de Pandora con su apertura, pero igualmente expansivo, al abrir un humilde bote de azul prusia, se produjo un misterioso contagio. Todos los muebles del taller querían ser azules. Al final, tres fueron los elegidos que cayeron bajo los encantos de ese color. Romántico, misterioso, primaveral y polifacético, este leit motiv de abril, nos ha dejado un buen sabor de boca. Todas las piezas que veis, parten de los mismos elementos: azul prusia, ocre amarillo y blanco, pero en diferentes proporciones. Si tenéis capricho de alguna combinación, el alquimista, gustoso, o revelará las cantidades.

El hague blue o azul hague es un color con poco predicamento por esto lares, pero sospecho que ganará adeptos en breve. Es un tono elegante, con cierto toque melancólico que se adecua bastante bien a muebles y superficies grandes, si lo que se busca es generar un ambiente cálido y clásico. Para esta silla, se aplicado sobre la base decapada de un rosa palo, de forma que, una vez trabajada la pintura final, se pueden observar ciertos restos de la capa anterior. El pulido entre capas se ha realizado con polvos pómez y se han oscurecido las zonas rosas con nogalina.

Para la mesilla que mostramos a continuación (Made in Ikea), se ha mantenido el color rojo de fondo. Posteriormente se han aplicado dos manos de esmalte negro y tres manos de azul. El lijado de la última capa es al agua para resaltar los matices rojos y negros. El acabado es en goma laca teñida de negro a modo de pátina.

Claro está que no sólo fue un bote de pintura el que nos guió por el buen camino. Para inspirarse, la red está llena de buenos ejemplos. Además de los blogs que ya os hemos recomendado en otras ocasiones, os encomendamos a Pinterest. La miscelánea más potente del momento donde el «correveydilelafotomáschulaqueencontrado» funciona a las mil maravillas. Y allí, también nos encontraréis. De momento poquita cosa, pero el tiempo nos hará crecer.

Dónde inspirarse: Pinterest! Ahora también nos puedes ver allí: Taller y medio en Pinterest.

Para finalizar, esta mesilla de otro tiempo desgastada con amor. Después de su limpieza, se han aplicado las capas de pintura sin lijado entre las mismas. Para conseguir ese efecto de paso de tiempo, se ha trabajado la superficie con cuñas de madera. La tapa de mármol se ha reparado con epoxi y se ha igualado el tono de la nueva pieza con acuarela.

Después de esta sobredosis de «lāzawárd» (azul en árabe, idioma que da origen a esta palabra), os dejamos hasta la próxima ocasión, que esperamos no se dilate tanto ne el tiempo como esta última.

Saludos!!!

Piezas realizadas por: David Fernández,  Laura Castillo y Raquel Traba.

Gracias a Clarabellfaire@DyingBeautyStockpor su textura de rayas. A Pareeerica por la textura verde. Y a ShadowHouse Creation por la textura de óleo vintage.

Thanks to Clarabellfaire@DyingBeautyStock for his/her stripes texture. To Pareeerica for the green texture. And to ShadowHouse Creation for the oil vintage texture.